Guadalajara, Jal. El rey volvió a su templo. Y los súbditos fueron indulgentes ante su monarca, Saúl Canelo Álvarez, quien dejó vivir hasta la decisión al retador, el británico John Ryder. Sin el nocaut prometido, retuvo sus cuatro cinturones de peso supermediano por decisión unánime.

Un combate que se esperaba con un desenlace dramático para el retador, y que por momentos estuvo a punto de finalizar de esa manera, pero logró mantenerse en pie hasta el último episodio.

Esta fue una noche especial para el campeón indiscutible de peso supermediano, quien volvió a pelear en México, en el estadio Akron, de Guadalajara, la tierra de donde salió hace años para cumplir el sueño de convertirse en una estrella del boxeo. Y aunque acumula detractores, demostró que ningún púgil mexicano en la actualidad puede convocar a una multitud en un estadio de futbol, incluso si el rival no es un contrincante que inspire miedo y el desenlace no es demoledor.

Canelo tuvo tambaleante a Ryder, muy castigado y dos veces enviado a la lona, pero el campeón mexicano no pudo culminar por la vía rápida.

Parecía que no quería arruinar el espectáculo con un golpe que sacudiera la humanidad de Ryder. Parecía que quería dejarlo crecer un poco, ganar confianza para después dar una exhibición de autoridad.

Se sabe que Canelo es un motor que tarda algunos episodios en hacer combustión. Necesita que el contrincante se acerque, que camine para hacerlo estallar después del sexto episodio.

Cuando parecía que la pelea llegaba a su fin, se frenaba el tapatío o lo salvaba la campana. De manera asombrosa el británico aguantó hasta el último momento y llevó su resistencia hasta las tarjetas, que le dieron la victoria incuestionable al mexicano.

“Sabía que la pelea sería así de difícil”, dijo Álvarez; “un rival como él, un guerrero que no tiene nada que perder resulta más peligroso que cualquier otro”.

Canelo recordó que hace décadas cuando era niño, soñó con triunfar, pero que nunca imaginó que sería de esta manera.

“Vienen grandes cosas, tal vez la revancha con Dmitry Bivol, u otras cosas, pero lo que puedo decirles es que hay Canelo para rato. ¡Viva México, cabrones!".