En su natal pueblo, Songo-La Maya, en Santiago de Cuba, Eliades Ochoa era un niño campesino que ayudaba su padre, no sólo a cargar las herramientas de los que trabajan la tierra, sino también a hacer los surcos.
El guitarrista, tresero, cantante y compositor considerado uno de los más importantes soneros cubanos de todos los tiempos y un defensor de la música tradicional cubana, afirma ser “el mismo campesino; mi sentimiento aún es del que trabaja la tierra, el que estaba en el campo ayudando a echar los granos de maíz, o a plantar la yuca… Ese guajiro todavía es y será Eliades Ochoa”.
Es un artista nico. Es decir, orgánico y único. Comenzó a dejar huella en el mundo de la música años atrás luego de su paso por la agrupación Buena Vista Social Club, que reunió a una pléyade de artistas depositarios del repertorio tradicional cubano.
Eliades, a quien muchos ya conocen como el “Johnny Cash cubano”, ha tenido una carrera de solista en la que se cuentan premios Grammy y cientos de conciertos, pero sobre todo el reconocimiento de su público, que ahora se deleitará con una nueva producción discográfica: Guajiro, disponible a partir del 26 de mayo en plataformas digitales y del cual se desprende, como primer sencillo, el tema Se soltó un león. La placa también cuenta con colaboraciones con Rubén Blades, Joan As Police Woman y Charlie Musselwhite.
Eliades es un maestro, pero él se siente nada más como “un alumno avanzado” de los viejos trovadores santiagueños que fueron su escuela.
“Guajiro es un disco que habla de mis recuerdos de juventud, de cuando empecé con las primeras notas en la guitarra, de cuando escuchaba a los viejecitos en la Casa de la Trova haciendo temas de calidad y belleza. Aquello fue una escuela para mí, porque ahí, ellos me permitían llegar y coger alguna de sus guitarras y hacer unas de las cosas que yo ya tenía practicado en el camino. Soy autodidacta. Jamás he ido a una escuela de música, pero todo lo hago con el cariño y respeto del mundo para el público al que me debo”, comentó en un encuentro virtual con la prensa.
El campo trae a la mente de Eliades muchas memorias, a las que, simplemente, les pone música para este álbum. “Es algo que está desde hace muchos años, pero aún está fresco en mí, como aquellos guateques”.
El prestigioso defensor de la sonoridad campesina sostiene que haber estado en el campo y hacer música en la tierra le ha gustado siempre, porque viene de su sentimiento. “Agradezco a la naturaleza haber nacido en el campo y empezar a escuchar la música de ahí, con el tres cubano y hacer como si se tocara la conga en un tambo, o la clave con dos cucharas. Por eso hay mucho influencia de mí en este disco, es lo que arrastro desde mi niñez”, comenta.
Agradecimiento a “los verdaderos maestros”
No deja de agradecer a “los verdaderos maestros”, porque sólo soy un alumno aventajado de aquellos viejecitos”.
Cuando tenía unos 10 años, hace unos 65 años, Eliades se dedicaba a limpiar zapatos a los que iban a pasear a la plaza principal de Santiago. Tras ello, siempre se dirigía a la vidriera de don Virgilio, local al que después le llamaron la Casa de la Trova, donde sólo habían dos guitarras colgadas en la pared y una botella de aguardiente de caña para los que iban a cantar. Él, el chiquito Eliades, se sentaba en la banqueta junto aquellos señores que le permitían estar ahí y cantar con ellos. A él le tocaba pasar con el sombrero para recoger la propina.
La Casa de la Trova “era la segunda casa mía… cuando crecí, la visitaba cada vez más y más. En 1963, cuando comencé como músico profesional en un programa de radio campesino, seguía visitándola para encontrarme con los verdaderos maestros y sentirme el alumno aventajado. Hoy día, a mí me dicen maestro, pero los maestros son aquellos que nos dejaron esa belleza que ahora reproducimos con cariño”.
Muchos se preguntan sobre su sombrero negro y botas vaqueras, imagen inherente del músico.
Ochoa comparte que, cuando ya era muchacho, iba a las funciones de cine a ver sus películas preferidas: las de vaqueros y pistoleros, y de ahí su look. “Daban tres películas por 10 centavos y, por eso, vino a mi mente hacer algo que hablara del viejo Oeste. Creo que en ese tema –con Charlie Musselwhite, armonicista eatadunidense del grupo Canned Heat– regresó a mí lo de las cintas vaqueras”.
Agrega: “El sombrero que uso viene del cowboy y siempre llevo botas de vaquero. A veces me siento en un parque en mi barrio en Santiago y dejo el sombrero en casa, pero las personas siempre me preguntan por éste… Ya es una imagen que si no la traigo me siento mal”.
En el disco está el tema clásico del folclor latinoamericano Los ejes de mi carreta, de Atahualpa Yupanqui. Eliades argumenta que lo eligió porque “tiene tantas cosas verídicas que a cualquiera le gustaría interpretarla. Hay piezas que están en un rincón a las que sólo basta sacarles el polvo, sacudirlas y darles brillo para que vuelvan a hacer las verdaderas canciones que son. Los ejes… habla de la verdad, de que cómo la soledad se alimenta del ruido, del sonido de los ejes que no están engrasados. Ahora, lo metí sabiendo que estaba trabajando un disco con posibilidades del alma y del corazón, y el premio que me quiero llevar es que llegue para quedarse”.
El estilo de Eliades Ochoa es único: el que habla de la campiña cubana, las anécdotas que escuchaba, los guateques campesinos y otros elementos que lo marcaron y dieron lugar al artista que es hoy. Integró el Septeto Típico Oriental, en 1969. En 1982 formó parte del Cuarteto Patria, como director, arreglista, voz y guitarra prima. En los años 80, participó junto con Compay Segundo y el Cuarteto Patria en varias giras y con él que grabó la primera versión de Chan Chan.
Como se dijo, es una de las estrellas de Buena Vista Social Club, grupo que editó disco de nombre homónimo que ganó en 1997 su primer Grammy en la categoría de mejor actuación latina tropical. En 1999 y 2000 fue nominado a los Grammy en la categoría de mejor latino tropical. En 1999 fue postulado a los premios Óscar con el documental Buena Vista Social Club.
Entre sus más notorios discos se pueden destacar Sublime ilusión, con la producción de John Wooler y la participación especial de Charlie Musselwhite, David Hidalgo de Los Lobos y Ry Cooder, productor de Buena Vista Social Club.
En 2010 grabó Afrocubism, acompañado de su agrupación Patria e importantes músicos de Malí. En 2012, lanzó Un bolero para ti, que obtuvo cuatro premios Grammys Latinos.
Ha colaborado con Enrique Bunbury, Luis Eduardo Aute, Manu Dibango, Jarabe de Palo, Blof Umoja, Armando Manzanero y Pablo Milanés, entre otros. En 2018 se lanzó Eliades Ochoa de Cuba al mundo, documental sobre la carrera artística del músico dirigido y producido por Cynthia Biestek. En 2020, deleitó con Vamos a bailar un son y en 2021, con una colaboracion con el español C Tangana en Muriendo de envidia, que aparece en el disco El madrileño.
Eliades no confirmó si vendrá a México a presentar el disco, pero como es una de sus plazas preferidas, seguro deleitará con su guitarra, su tres o su cuatro, mostrando su sonoridad guajira y carretera.
“Con Blades, a quien respeto y admiro, nos conocemos desde hace décadas y sé que él siempre me habla de mi música. Para justificar mis palabras, a fin de participar en el disco no lo pensó un segundo. Es un tema de mi autoría”, concluyó el cubano.