Cuando alguien se ocupe, en serio, de historiar los factores que incidieron en la decadencia de la tradición taurina de México, habrá de toparse con el lamentable desempeño de sucesivas autoridades, a todos los niveles y de todos los partidos, indiferentes y omisas, en el mejor de los casos, ante una expresión cultural centenaria de alto contenido identitario y político, y en el peor, a la abierta complicidad de esas autoridades con los poderosos secuestradores de la fiesta brava, que confundieron autorregulación con voluntarismo inculto y una irresponsabilidad taurina y social que nunca, a nadie, se le ocurrió demandar. Ante los hechos, ¿hay manera de deslindar en las recientes tres décadas, autorregulación taurina y corrupción inmobiliaria en la hoy alcaldía Benito Juárez?
El patrimonio cultural de amplios sectores de la sociedad mexicana fue concesionado a unos magnates antojadizos que de espaldas a la ciudadanía y a la fiesta de los toros diseñaron e impusieron su particular concepto de fiesta, con la anuencia o complicidad de autoridades y crítica especializada, hasta convertir una tradición multicentenaria en degradada y colonizada oferta de espectáculo, con el paulatino rechazo de los públicos, que ya no vieron proporción entre lo que pagaban y las emociones que recibían a partir de una bravura tan escasa como predecible. La tradición de un pueblo se convirtió en terapia ocupacional. Por su jugosa parte, el llamado cartel inmobiliario en la citada alcaldía se dedicó a intercambiar favores con desarrolladores y otorgar licencias de construcción a cambio de moches o de departamentos en edificios que violan el reglamento. Otro derecho público que convirtieron en negocito privado.
Hay promotores cabales que sin ser magnates mantienen su postura por una renovación de la fiesta, con una afición y un entusiasmo para dar y prestar. Tal es el caso del incansable Pepe San Martín que al frente de Fiesta Futura organizó y convocó a un sorteo de toreros para enfrentar 12 bien presentados toros de la ganadería de Brito el próximo lunes primero de mayo en la Plaza Monumental de la bella ciudad de Morelia, a beneficio de la Cruz Roja.
Se inscribieron unos 40 diestros, incluidos cuatro españoles y dos sudamericanos, siendo los afortunados Luis Ignacio Escobedo, Sergio Garza, Jesús Duque, Javier Gallardo, Brandon Campos y Jorge Didier, que partirán plaza a las 11:30 horas. A las 16:30 harán lo propio Javier Tapia El Calita, Emiliano Villafuerte El Mozo y un triunfador de la corrida matutina. Mucha suerte para todos.
Incluyo otros interesantes conceptos del pintor taurino Juan Antonio Ruiz: “Cuando empecé a colocar obra en San Miguel de Allende, había tres galerías netamente sanmiguelenses que me apoyaron y estaban abiertas al tema taurino, lo entendían y aceptaban como parte de la cultura universal, nacional y de esta ciudad. Don Alberto Villarreal, de Casa Canal, me impulsó a seguir pintando toros, mantiene el gusanillo por el arte taurino y aún me brinda espacios. Don Isaac Uribe, de Galería Atenea, fue otro impulsor de mi obra en mis inicios, así como doña Sylvia Samuelson, la primer galerista formal, con su Galería San Miguel, establecida en los años 60 y hasta el año 2010. Estas dos galerías tristemente desaparecieron. De un tiempo acá, galerías y artistas se han espantado con el tema de la tauromaquia y San Miguel se ha vuelto particularmente competitivo, más con la afluencia de autores extranjeros que llegan con dinero para promoverse.”