Moscú. Turquía se sumó ayer a los países que apuestan por la energía nuclear con fines pacíficos al llevarse a cabo la ceremonia que certificó la llegada de combustible de fabricación rusa al primer reactor de su central atómica de Akkuyu, en la provincia turca de Mersin.
Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, participaron por videoconferencia en el acto, que contó con la presencia de Rafael Grossi, secretario general del Organismo Internacional de Energía Nuclear, quien asistió en calidad de invitado de honor.
Al hacer uso de la palabra, Putin calificó de “emblemático” el proyecto de esta primera central nuclear de Turquía, que catalogó “como el más importante en la historia de nuestra relación bilateral”, el cual va a impulsar los nexos económicos y “la cooperación multidimensional, que se basa en la buena vecindad, el respeto recíproco y la consideración de los intereses del otro”.
Declaró también que al certificar la llegada del combustible, la central recibirá el estatus oficial de “planta nuclear” y en Akkuya se izará la bandera del átomo pacífico.
Erdogan, por su parte, celebró que “Turquía se une al grupo de potencias nucleares, aunque con 60 años de retraso” y destacó que el complejo energético “tendrá un impacto positivo en los ingresos nacionales al permitir el ahorro de mil 500 millones de dólares al año en importación de gas”.
La planta de Akkuyu, que el consorcio ruso de la energía atómica, Rosatom, y cerca de 400 empresas turcas empezaron a construir en 2018 con un costo estimado de 20 mil millones de dólares, tendrá cuatro reactores VVER 1200 de agua a presión con una potencia total de 4 mil 800 megavatios y, dentro de cinco años, generará 35 mil millones de kilovatios hora (kWh) de electricidad, equivalente a 10 por ciento del consumo eléctrico de Turquía.
Aleksei Lijachov, director de Rosatom, hizo entrega del certificado del combustible nuclear al ministro de Energía de Turquía, Fatih Donmez. Lijachov explicó que el año próximo se prevé la puesta en marcha física del primer reactor, a partir de un nivel mínimo controlado y aumentar de modo gradual su potencia para producir electricidad de forma estable en 2025. Los niveles planificados para los cuatro reactores se alcanzarán en 2028.
Rusia y Turquía acordaron ayer enviar gratis harina a los países más afectados por la crisis alimentaria en África, América Latina y Asia, en caso de que no se prorrogue el llamado pacto de los cereales que, con la mediación turca y de Naciones Unidas, hace posible la exportación de granos ucranios desde tres puertos del país eslavo.
El anuncio lo hizo el presidente ruso durante su intervención en el acto que se llevó a cabo en la ciudad mediterránea de Akkuyu.
“Estamos ultimando los detalles de la iniciativa del señor Erdogan sobre el envío gratuito a los países más necesitados del mundo de harina molida por la industria turca a partir de granos rusos”, afirmó Putin. Y recordó que “las sanciones occidentales siguen poniendo barreras a la exportación de fertilizantes rusos, lo que afecta sobre todo a los naciones emergentes más necesitadas”.
El titular del Kremlin señaló que llegó a ese acuerdo con su colega turco durante la conversación telefónica mantenida poco antes de la ceremonia.
La defensa antiaérea ucrania interceptó durante la noche 11 misiles de crucero y dos drones rusos sobre el cielo de Kiev, anunció ayer el ayuntamiento de la capital, que descartó víctimas o daños graves, informó Afp, al cierre de esta edición.