Al recibir la Medalla Cátedra Ingmar Bergman 2022 la noche del miércoles, la primera actriz Ana Ofelia Murguía se asumió como “una mujer muy afortunada” por haber tenido la oportunidad de dedicar su existencia a lo que la apasiona: la actuación.
“Esta carrera ha sido mi vida, la pasión de mi vida; me ha encantado, soy feliz –afirmó–. Me siento una mujer muy afortunada porque nunca he padecido realmente como tantísima gente sufre. No me parece una carrera difícil, no es que no lo sea; creo que cualquier trabajo requiere de mucha atención y uno necesita hacerlo lo mejor que pueda. Eso no significa que va a quedar bien, pero sí es lo que hay que hacer.”
En el homenaje que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) rindió a la actriz para entregarle la presa en reconocimiento a su relevante y prolongada trayectoria en el teatro, el cine, la radio y la televisión de nuestro país, Ana Ofelia Murguía, quien el 8 de diciembre cumplirá 90 años, aclaró que “nunca he trabajado para recoger un premio, todo me ha sido gratis, sin pensarlo”.
Tras agradecer la distinción, con modestia, se dijo “exhausta de tanto apapacho” y lo consideró inmerecido: “Tendría que decir, ‘¿de verdad, yo, por qué?’. Es muy lindo ver que gente querida y que ha visto tu trabajo te diga que le interesó de alguna manera. Es muy lindo, pero estoy exhausta, porque ha sido demasiado; ha sido un baño de ego que ya me siento como guajolote. Debe tener uno mucho cuidado”.
En respuesta a una pregunta que en el transcurso de la ceremonia le formuló su nieto Gonzalo Guzmán, quien también es actor, admitió que gracias a ella se enamoró de esa profesión, Ana Ofelia Murguía situó a la pasión como el principal motor de su carrera.
“Cuando uno se siente desanimado, queriendo tirar todo por la borda, hay algo que nos detiene: la pasión. Cuando uno tiene pasión por algo no lo suelta (…) Mi vida ha sido muy buena, con sus altas y sus bajas, pero a los muchachos jóvenes que de pronto se desaniman les digo que no, que todos hemos pasado por eso, creo”, sostuvo.
La pasión es el motor
“He pasado por eso, por una época en la que pienso de qué ha servido: echas todos los kilos, trabajas lo mejor que puedes y luego no hay respuesta, porque duras muy poco en el teatro, como están durando las obras ahora, nada más cuatro funciones. Me parece un crimen porque el trabajo continuo de tiempo lo va haciendo más interesante; uno va encontrando muchísimas cosas que no halló en la labor de mesa, aunque haya sido exhaustiva; casi es como estar estrenando ese día, que no sabes qué va pasar: si es redondo, si es pequeño, si es una cochinada. Entonces, creo que sólo por pasión aguanta uno muchas cosas”.
La actriz de número de la Compañía Nacional de Teatro desde 2008 aseguró que encontró la actuación “por chiripa”, aunque eso no obsta para que no la haya amado desde siempre: “Era la carrera que yo buscaba, sin saberlo”.
Entre otros aspectos, recomendó tener “mucho cuidado con los elogios”, porque “soban el ego y se siente rico y bonito”, pero “¡aguas!, porque siempre estás empezando, siempre tienes que trabajar para buscar y encontrar, si puedes, lo que crees que debe ser, y a lo mejor sale”.
Para finalizar, agradeció a las autoridades universitarias la medalla, la cual consideró muy importante porque “siempre he sido fan del señor Bergman, que me hubiera encantado trabajar con él, quién sabe si a él conmigo”.
La ceremonia fue en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo y se transmitió en vivo por Tv UNAM. En ella, diversas generaciones de directores de teatro y cine, actores y actrices, profesores y alumnos de actuación ponderaron en una serie de cápsulas grabadas la gran sapiencia, el enorme talento y la inconmensurable generosidad de Ana Ofelia Murguía, tanto en lo profesional como en lo personal, y la reconocieron como un referente de la actuación mexicana.
La titular de la Cátedra extraordinaria Ingmar Bergman, Mariana Gándara, anunció que, como parte del homenaje, la Filmoteca de la UNAM organizó el ciclo Ser todas las vidas: Ana Ofelia Murguía y la pantalla grande, en la Sala José Revueltas del Centro Cultural Universitario, en el que este jueves se proyectaron los filmes Las buenas hierbas, de María Novaro (2010); Mi querido Tom Mix, de Carlos Martínez Agraz (1991), y El Apando, de Felipe Cazals (1976).