Ciudad de México. El cambio climático es un fenómeno que no podrá resolverse mediante acciones “individuales o microscópicas”, sino con políticas públicas masivas, que tengan como base a la ciencia y la participación de los organismos multilaterales, donde el Estado juegue un rol fundamental, señaló la embajadora de México en Chile, Alicia Bárcena.
Al participar en el coloquio internacional La humanidad amenazada, ¿quién se hace cargo del futuro?, la diplomática lamentó que, a diferencia de la respuesta más o menos ágil que se produjo en todo el mundo ante la pandemia de covid-19, en el tema del calentamiento global “no hay un sentido de urgencia para actuar, y sí mucha indecisión”.
La ex secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe advirtió que el panorama mundial en materia de cambio climático ya es preocupante, pues la temperatura y el nivel del mar están aumentando más rápido de lo pensado, se ha reducido la criosfera (es decir, las zonas de glaciares) y se suscitan cada vez con más frecuencia eventos meteorológicos extremos.
Luego de recalcar que este fenómeno es resultado de un “modelo de desarrollo desigual, insostenible, basado en el extractivismo”, Bárcena indicó que tanto el calentamiento global como la pandemia de Covid “son males públicos que derivan del abuso de la naturaleza, y muestran una inacción con costos irreversibles”.
En ese sentido, llamó a realizar acciones urgentes, como acelerar la transición hacia las energías renovables, universalizar el acceso a los servicios básicos, impulsar la electromovilidad en las grandes ciudades y promover la autosuficiencia sanitaria y alimentaria.
Por su parte, Cristina Monge, politóloga de la Universidad de Zaragoza, España, resaltó que el cambio climático no pone en riesgo al planeta mismo, que tiene muchos mecanismos de resiliencia, sino a los seres vivos que habitan en él, incluyendo a los humanos.
Pese a la gravedad del escenario, la académica resaltó que la posibilidad de que se cumplan o no las proyecciones de daños por las altas temperaturas en las próximas décadas todavía depende de lo que la humanidad haga hoy.
“Estamos a tiempo de evitar las peores repercusiones de la crisis climática”, y las líneas que indican los posibles estragos del calentamiento global “pueden ser más peligrosas o pueden aplacarse”. El caso del agujero en la capa de ozono, que se ha logrado cerrar poco a poco, son un ejemplo de cómo “el conocimiento y la voluntad política” son capaces de resolver desafíos de esa magnitud.
“La humanidad nunca ha hecho frente a una transición ecológica, por eso tenemos que ir evaluándola y rectificándola”, y al ser una labor que no puede resolverse por un solo actor, “o nos ponemos todos a construir el futuro o alguien más lo va a hacer por nosotros. Seguramente eso ya está pasando y no nos estamos dando cuenta”, subrayó.