Ciudad Juárez, Chih., Cuando comenzó el incendio del pasado 27 de marzo en la estación migratoria de esta localidad fronteriza, en el cual fallecieron 40 extranjeros y otros 28 resultaron lesionados, las reacciones de quienes custodiaban a los hombres y las mujeres retenidos en el lugar marcaron la diferencia entre la vida o la muerte, según nuevos videos de vigilancia a los que tuvo acceso The Associated Press.
Cuarenta indocumentados murieron asfixiados por el humo generado por el fuego que produjo uno de los migrantes en protesta por su inminente deportación. Las 15 mujeres detenidas en esas instalaciones salieron sanas y salvas.
En las grabaciones se ve que horas antes del incendio, guardias de seguridad privados abren y cierran la celda de los hombres para meter garrafones de agua o permitir el acceso de personal de limpieza. Pero cuando las llamas empezaron, nadie intentó abrir la reja del área donde estaban encerrados pese a la presencia de trabajadores en el lugar.
En otro sector del edificio, una guardia corría hacia los dormitorios de mujeres para liberarlas con unas llaves que, según declaró, le dio la agente de migración encargada del ala femenina, Gloria Liliana Ramos, una de las funcionarias actualmente procesadas por homicidio.
Las imágenes forman parte de las grabaciones de las 16 cámaras de seguridad que había en las instalaciones y que captaron los movimientos de ese día, pero no muestran dónde estaban las llaves de la celda varonil cuando comenzó el siniestro.
Hoy son procesados por homicidio y lesiones cinco funcionarios del Instituto Nacional de Migración, el extranjero que presuntamente prendió las colchonetas y un guardia de seguridad privada.
La noche del incendio, varios migrantes pusieron colchonetas contra las rejas para tapar la vista del interior mientras desconectaban las cámaras y prendieron fuego a unos colchones. En la grabación se ve a algunos de ellos hablar con guardias que se acercaron a los barrotes y luego se alejaron sin intentar abrir la celda. El humo invadió todo en cuestión de segundos.
El agente migratorio Rodolfo Collazo, otro procesado, reconoció ser el encargado de las llaves en la zona de hombres esa noche, pero salió para trasladar a dos menores a otro centro y dejó a cargo al supervisor de la empresa de seguridad privada y las llaves colgadas en la pared de la oficina.
Según un peritaje elaborado a petición de la defensa de otro funcionario enjuiciado, las llaves estuvieron en poder de empleados de la compañía privada hasta minutos antes de la conflagración.
Ellos lo negaron. En sus declaraciones ante el Ministerio Público explicaron que justo antes de que comenzara el fuego fueron al baño a llenar un garrafón porque los extranjeros pedían agua.