Las importaciones de maíz que México realizó de Estados Unidos con el TLCAN y el T-MEC, de 1994 a 2022, crecieron en 527 por ciento, al pasar de 1.7 millones de toneladas a 17 millones, pero el valor de las importaciones se elevó exponencialmente: aumentó mil 994 por ciento en el mismo periodo.
Esto indica que el decreto presidencial sobre el maíz transgénico y glifosato, así como la política mexicana de autosuficiencia alimentaria, no afecta el mercado bilateral, señaló la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
Se prevé que se mantenga esta tendencia, ya que tan sólo el año pasado las importaciones tuvieron un valor de 5 mil 500 millones de dólares, mientras en 1994 eran por 368 millones, sostuvo Víctor Suárez, subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la dependencia, durante la conferencia El maíz en México y Estados Unidos.
Recordó que Estados Unidos ha emplazado a consultas a México en el contexto del T-MEC a partir de la publicación del decreto presidencial del 13 de febrero, porque dice que el decreto y la política alimentaria del país afecta a los productores de maíz de ese país y al comercio bilateral.
Esto, agregó, responde a intereses de los oligopolios de semillas y agroquímicos, no al interés de los productores de ese país, “las acusaciones son una violación inaceptable al derecho de México a preservar la seguridad alimentaria, a proteger la salud de la población, derechos de los campesinos y preservar el maíz”.
Detalló que en Estados Unidos la agricultura familiar, de pequeña escala, es el 89 por ciento del total de granjas, y concentra el 45.2 por ciento de la superficie agrícola, pero aporta el 17.8 por ciento del valor de la producción agrícola de ese país, y no pueden vivir de los ingresos de su actividad agrícola. En tanto hay un sector de gran escala, que representa apenas el 5.3 por ciento del total de granjas, con el 37 por ciento de la superficie y el 63.8 por ciento del valor de la producción.
“Hay una concentración gigantesca de la agricultura en Estados Unidos”, que favorece la concentración de subsidios y tierras, dejando atrás a los de pequeña escala, “el modelo industrial de ese país es el responsable de la desaparición de las granjas y su estado de precariedad económica y financiera, no es responsabilidad de la política mexicana que no ha restringido las importaciones. Es una política sin granjeros, con alta concentración de la tierra y subsidios”, dijo.
Sumado a ello, precisó, los productores de maíz en el país vecino han disminuido, ya que en 1959 eran 1.9 millones de productores y en 2017 eran 364 mil , en el periodo del tratado comercial, los productores bajaron en 28 por ciento.
Explicó que con datos a 2020 eran cuatro firmas, Syngenta, Bayer, Basf y Corteva las controlaban la mitad de las semillas y el 62 por ciento de plaguicidas a nivel mundial; tan sólo Bayer, que incluye a Monsanto, controla el 23 por ciento.
Por su parte, Jim Goodman presidente de la National Family Farm Coalition de Estados Unidos, en una presentación virtual dijo que el T-MEC establece que cualquier país puede tomar las medidas que considere apropiadas para su población y el medio ambiente, en México hay preocupación por el uso de maíz transgénico, y el país “no tiene que aceptar la definición de ciencia sólida de Estados Unidos”.
Agregó que en la Unión Europea consideran que el maíz transgénico puede ser potencialmente dañino para la población, y en su país el 90 por ciento de soya y maíz es transgénico. Actualmente cultivan sólo 2.8 millones de hectáreas de maíz no transgénico, sembrarán lo que el mercado demande,y sobre el dijo glifosato ya está fallando para los agricultores y buscan otras alternativas.