La relocalización de cadenas de suministro hacia México, conocida como nearshoring, puede impulsar la tasa de crecimiento de la economía mexicana en hasta 2.8 por ciento; en otros dos puntos el avance del empleo, lo mismo que la inversión, aseguró Rodrigo Parral, director general de Política y Proyectos de Productividad de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
“En todos los escenarios estadísticos y modelos teóricos que hemos analizado, esta política nos da signos positivos. ¿Tiene efectos redistributivos? Sí, con las inversiones en infraestructura, porque está conectando municipios que antes no tenían acceso a estos mercados”, aseguró durante su participación en la Cátedra SHCP 2023, que se lleva a cabo en la Universidad Nacional Autónoma de México.
El funcionario de Hacienda explicó que la relocalización de cadenas de suministro hacia nuestro país tiene el potencial, “en un escenario muy malo”, de incrementar en 1.2 puntos porcentuales más la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) mexicano, pero esta magnitud se puede estirar hasta 2.8, con efectos también en el avance del empleo y la inversión de dos puntos porcentuales por igual.
En su ponencia, Parral explicó que hasta ahora la colocación de la fuerza laboral mexicana en la producción exhibe “una historia de mala asignación de los recursos”. Con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo mostró que centenas de miles de trabajadores con capacitación en ciencias, tecnología, ingeniería o matemáticas no se ocupan en el área que estudiaron.
Posible, industria mexicana de semiconductores
El director general de Política y Proyectos de Productividad de la SHCP exhibió que México ha ido ocupando una parte del terreno perdido por China en las importaciones de Estados Unidos. Entre el primer trimestre de 2018 y el mismo periodo de 2022, el país atrajo 550 millones de dólares en el sector de unidades de procesamiento digital, respecto a lo que dejó de ocupar la economía asiática.
En el de “demás aparatos de recepción de televisión”, México amplió su participación en 297 millones de dólares; en partes y accesorios para procesadores de datos, en 157 millones, y 118 millones más en dispositivos de almacenamiento basados en semiconductores, lo que muestra las industrias en las que –al margen de la automotriz en la que se es referente mundial–, se puede avanzar.
Rodrigo Parral consideró que si se invierte en capacitación de la fuerza de trabajo, para no sólo concentrar el ensamblaje y testeo, sino desarrollar el ensamblaje y fabricación, “no sería descabellado en algún momento pensar en la industria de semiconductores mexicana”, aunque el ciclo e inversión comienza a completarse a más de 10 o 15 años de que arrancó.
Al hablar sobre la oportunidad que implica la industria de los semiconductores, de la mano de la recomposición de los mercados en América del Norte, el funcionario de Hacienda reconoció que es una actividad contaminante por el uso intensivo de agua que requiere.
“Hay una percepción muy común, sobre todo en la industria de semiconductores, de que contamina mucho. Sí. Es una industria que tiene cierto nivel de contaminación y requiere mucha agua”, pero ésta, de acuerdo con estándares internacionales, se debe reutilizar; a la par que México cuenta con agencias de protección ambiental y riesgos sanitarios “que van a estar al pendiente de esto”, confió.