Nueva York. El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, condenó ayer la “invasión” de Rusia a Ucrania y advirtió que las tensiones entre potencias están en “máximos históricos”.
“La invasión rusa, en violación de la Carta de Naciones Unidas y del derecho internacional, está causando un sufrimiento y una devastación enormes en Ucrania y en el mundo”, lo cual se suma a la “conmoción económica mundial” que generó la pandemia de covid-19, declaró Guterres en una sesión del Consejo de Seguridad presidida por el canciller ruso, Serguei Lavrov, cuyo país ejerce la presidencia rotatoria de ese mecanismo de la ONU.
Guterres alertó que el sistema multilateral está sometido a las “mayores tensiones” desde la creación de la ONU, hace 78 años, y advirtió de los “riesgos de conflicto” por “infortunio o error de cálculo”.
Recordó en particular a los países que poseen un lugar permanente en el Consejo de Seguridad, como Rusia, pero también Estados Unidos, China, Francia y Reino Unido, que tienen “la responsabilidad” particular de hacer que el multilateralismo funcione, en lugar de contribuir a su desmembramiento.
“Debemos encontrar una forma de avanzar y actuar ahora para detener el deslizamiento hacia el caos y el conflicto”, afirmó. “Es tiempo de profundizar en la cooperación y reforzar las instituciones multilaterales y de encontrar soluciones a los retos comunes”.
En la sesión, Lavrov denunció que Estados Unidos se ha dedicado a “destruir la globalización” en un intento desesperado por afirmar su dominio castigando a los desobedientes, defendió el multilateralismo como garante de los principios de la Carta de la ONU y puntualizó que es imposible examinar el conflicto en Ucrania por separado de la geopolítica.
“No todo gira en torno a Ucrania. Se trata de cómo seguirán configurándose las relaciones internacionales a través del establecimiento de un consenso sólido sobre la base del equilibrio de intereses. O a través del avance agresivo y volátil de la hegemonía de Washington”, aseguró.
La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, denunció que la invasión rusa no es “autodefensa”. Rusia “quiere redibujar las fronteras internacionales a la fuerza, en violación de la Carta de la ONU”, lo que va “en contra de lo que defiende esta institución”, recordó.
“Esto no sólo concierne a Ucrania o a Europa. Nos concierne a todos, porque hoy es Ucrania, pero mañana podría ser otro país”, apuntó antes de preguntarse si la respuesta del Consejo de Seguridad debería ser “quedarnos de brazos cruzados”.
Ante la imposibilidad de hacerlo en el Consejo por el veto ruso, la Asamblea General de la ONU ha pedido la retirada “inmediata” de las tropas rusas de suelo ucranio.
Thomas-Greenfield solicitó a Lavrov que su país libere al periodista Evan Gershkovich y al antiguo marine Paul Whelan que se encuentran detenidos por el Kremlin.
La mayoría de los países han aprovechado sus intervenciones para pedir la reforma de un sistema creado en 1945 al final de la Segunda Guerra Mundial para que “refleje la realidad geopolítica actual”.
El representante adjunto de Brasil, Joao Genesio, recordó que la composición actual del Consejo de Seguridad “no es compatible” con las realidades geopolíticas actuales.
Regiones sin representación
“Ni África ni América Latina y el Caribe están representados en la categoría de países permanentes”, lo que resulta en la “creciente ilegitimidad” de este foro para “tomar decisiones sobre la agenda de la paz y seguridad”, aseguró.
Un portavoz de la ONU informó que Guterres propuso al presidente ruso, Vladimir Putin, un “camino a seguir destinado a la mejora, extensión y expansión” del acuerdo que permite la exportación segura de granos ucranios desde el mar Negro.
El ministerio ruso de Defensa amenazó con acabar con el acuerdo internacional que garantiza la exportación de cereal ucranio, al acusar a Kiev de incumplirlo al bombardear posiciones bajo control ruso en el mar Negro.
Por otra parte, la cancillería de China señaló que respeta el estatuto de soberanía de los antiguos estados miembros de la Unión Soviética, distanciándose así de los comentarios de su embajador en París, Lu Shaye, que provocaron un gran revuelo en las capitales europeas.
Varios cancilleres de la Unión Europea manifestaron que los comentarios de Lu –en los que cuestionaba la soberanía de Ucrania y otros antiguos estados soviéticos– eran inaceptables y pidieron a Pekín que aclarara su postura.
A la pregunta de si los comentarios de Lu representaban la postura oficial china, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Mao Ning, declaró que Pekín respeta el estatus de los antiguos estados miembros de la ex URSS como naciones soberanas después de su colapso.
Mao aseveró en rueda de prensa que sus comentarios sobre la soberanía representan la postura oficial del gobierno chino.
La embajada china en París emitió un comunicado más tarde para decir que los comentarios de Lu sobre Ucrania “no eran una declaración política, sino una expresión de sus opiniones personales”.
Ambas declaraciones parecieron un esfuerzo por rebajar la tensión con la UE, mientras Washington también se refirió al creciente acercamiento entre Pekín y Moscú