Minúsculos granos de polen permitieron conocer el colorido y los aromas de las fastuosas ofrendas de los mexicas al dios de la guerra. Los descubrimientos están a la vista de transeúntes apresurados en el Centro Histórico o para los curiosos frente al Templo Mayor, gracias a la exposición temporal Flores para Huitzilopochtli, que ofrece los resultados de análisis botánicos recientes de restos depositados al pie de la pirámide principal de la gran Tenochtitlan en el mundo prehispánico.
La exuberancia de girasoles, dalias, pericón o amaranto se han identificado gracias al avance de teorías y técnicas para desentrañar misterios con muestras arqueológicas de polen que revelaron las flores con las que se halagaba a uno de los dioses mexicas más importantes. Se trata de una investigación encabezada por la arqueóloga Laura Ortiz Tenorio, del Proyecto Templo Mayor.
El arqueólogo Alfredo López Luján, quien dirige dicho proyecto, compartió en Twitter el catálogo de la muestra montada en el paso peatonal entre las calles República de Guatemala y República de Argentina. De esta manera, los descubrimientos están disponibles más allá del espacio en la Ciudad de México. Desde cualquier punto con acceso a Internet se puede descargar el documento digital para conocer la labor de investigación y observar las reveladoras imágenes.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), las 16 cédulas de gran formato brindan innovadoras perspectivas de las ofrendas al dios Huitzilopochtli. Desde el 14 de abril está abierta la muestra, diseñada por la investigadora Samara Velázquez, con la que el público conocerá el nombre en náhuatl de las flores, así como el proceso de análisis científico a restos de tierra de las excavaciones.
Uno de los objetivos es imaginar los decorados de las ofrendas tenochcas al momento de su colocación. Dentro de cajas de piedra se enterraban objetos minerales, vegetales, animales y humanos, así como flores, con cuyos vistosos colores y penetrantes olores convocaban a los dioses.
Durante la inauguración, Patricia Ledesma Bouchan, directora del Museo del Templo Mayor, expresó: “Sabemos que el mundo prehispánico estaba impregnado de flores, cuyos aromas y colores eran tan importantes como la dureza de la piedra verde y la cotidianidad de la cerámica; a veces, incluso, más valiosos”. Celebró que “este folleto da cuenta de estos trabajos que seguramente nos seguirán deslumbrando y permitiendo figurar de mejor forma el complejo mundo mexica”.
Por su parte, la investigadora Laura Ortiz señaló que la exposición hace el esfuerzo de divulgar los resultados recientes de los análisis efectuados en el Laboratorio de Paleoetnobotánica y Paleoambiente del Instituto de Investigaciones Antropológicas, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Partículas micrométricas de polen de flores, prácticamente del tamaño del polvo, fueron los materiales de estudio para conocer el pasado prehispánico de siglos atrás, un hito hasta hace unas décadas, imposibles por su precariedad y reducido tamaño, pero que el avance de la ciencia permitió con la ayuda de potentes microscopios bajo la mirada adiestrada de especialistas, como comentó en el texto digital el director del INAH, Diego Prieto.