Una manifestante muy decidida enfrenta a la policía en un pequeño poblado del sur de Francia, Ganges. Denuncia la puesta en escena falsa del presidente: “Macron se quiere construir un mundo imaginario que no existe, dice que dialoga, que hay democracia; ni dialoga, ni hay democracia, ni nos vamos a retirar de las calles”. El 19 de abril, Macron inició un supuesto acercamiento con el pueblo, “para explicar sus medidas y hacer que los malos entendidos pasen”, así “todos juntos podrían avanzar para resolver los problemas”. Programó escenarios controlados para desplegar la imagen de actividad y acercamiento. Le urge desmontar las manifestaciones. Según los últimos sondeos, su popularidad está entre 25 y 28 por ciento. Se reunió primero en la región del noreste y montó una minirreunión en un pequeño poblado, para hablar de los salarios. No funcionó porque en las calles los trabajadores, la población, rodeados de fuerzas policiacas, contenidos, arrastrados hacia atrás, le gritaron insistentemente: “No vamos a pasar a otro asunto, porque no queremos esta reforma y estamos coléricos porque no nos escuchan”.
El 20 de abril llegó a Ganges, de 4 mil habitantes. Calculando montar mejor el espectáculo mediático, convocó a un encuentro con estudiantes y profesores de un liceo. Pero desde temprano la plaza de la alcaldía se llenó y 2 mil manifestantes, con cacerolas, banderas y mantas, fueron rápidamente rodeados y empujados lejos de la escuela. Los trabajadores de la CGT lograron cortar la luz. Macron exigió al alcalde que cesaran las cacerolas: “Las cacerolas son para la cocina no para la calle”; exigió la luz, pero no obtuvo nada, tuvieron que sacar unas sillas al patio de la escuela para la reunión. Ahora los comentaristas discuten sobre la prohibición de cacerolas en la calle. La cadena BFM mostró la realidad de Francia en una pantalla dividida a la mitad, del lado derecho Macron en el patio de la escuela, sin sonido, reunido con unos 20 profesores y cinco estudiantes, un ambiente idílico, árboles y flores. A la izquierda miles de trabajadores, no sólo en Ganges, sino en varias ciudades: gases lacrimógenos, policías empujando y golpeando, fuerte movilización a la bolsa de valores, los trabajadores dicen que aquí se ganan fortunas de miles de millones que bien podrían financiar las pensiones sin necesidad de hacernos trabajar más años. El mundo imaginario de Macron. Prometió un aumento de 10 por ciento, llegando a 2 mil euros para la escuela primaria, pero no dijo que candados y una letra pequeña modificaban a fondo el ofrecimiento. Además de que este 10 por ciento es bruto y no es suficiente para enfrentar la inflación de más de 15 por ciento. Para el lector mexicano, baste señalar que la canasta básica cuesta cuatro veces más, la electricidad 10 veces más, la gasolina cuesta dos euros, 40 pesos. Enfrenta también una crisis grave en los hospitales.
Lo que está en juego es el sentido mismo de la democracia. Laurent Berger, secretario general de la CGT, dice que “hay un gran vacío”, el discurso nacional de Macron del lunes 17 “no ha hecho más que agudizar el malestar, esperábamos elementos concretos que demostraran que ha escuchado. Dice que la puerta está abierta, ¿con quién y para qué? Habla de justicia, ¿para quién? Si impone una ley completamente lesiva para los trabajadores; habla de renovación democrática, ¿cómo va a renovar si todas las medidas pasan en directo sin la asamblea? ¿De qué democracia habla? Está en el vacío total, los trabajadores no existen para él”.
Melenchon, dirigente de los insumisos, en un discurso radical señaló: “Francia ha escrito las páginas decisivas de su historia no con confabulaciones de gabinete, sino con miles de personas en las calles. Hoy enfrentamos no sólo una crisis social, sino política, una crisis democrática. Una crisis como no había desde 1968. Hoy somos una fuerza en marcha incluso mayor, hoy hacemos historia”. A su vez Marie Le Pen, la conservadora-nacionalista, aprovecha atinadamente: “Macron está bunkerizado”, así gana adeptos. Añade: “Cuando el pueblo de Francia sale a las calles y dice no, pues es no. Muchas veces los presidentes han guardado sus reformas frente a ese no. ¿Es esta la democracia que queremos?” Efectivamente, todos recuerdan cuando en 1984 se rechazó la ley sobre la autonomía de las escuelas privadas, en 86 la de la selección universitaria, en 93 y en 95 el famoso plan Juppé, todas volvieron al cajón del olvido.
El sábado 22 el Eliseo programó las salidas de todos los ministros a diferentes pequeñas ciudades y así seguirán. En todas, cientos de personas con cacerolas, con mantas y banderas fueron rodeadas por un número increíble de policías. El anuncio de un 1º de mayo contundente y masivo por toda Francia es la consigna que se trabaja y que lanzará una medición clara de fuerzas. Mientras, la correlación política aparece muy clara: Macron en su sexto año de gobierno, se encuentra en franca debilidad y le faltan cuatro años más.