En medio de la prevalencia de una “atmósfera de desconcierto e incertidumbre y de diferentes brotes de violencia en muchos ámbitos de nuestro país, los obispos mexicanos estamos llamados a ser promotores de paz”, aseveró Rogelio Cabrera López, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
En la 114 asamblea plenaria de la CEM, que concluyó ayer, el también arzobispo de Monterrey pidió a sus colegas “no acobardarnos” ante las realidades adversas y los llamó a “ser valientes, pero no conflictivos; arrojados, pero sin provocaciones innecesarias; firmes en nuestros señalamientos, pero cuidándonos de no ofender a nadie; portavoces de nuestros fieles, pero sin buscar el protagonismo y los reflectores”. Recomendó “tener cuidado” de asumir una actitud demasiado “combativa” y dejarse llevar por “el canto de las sirenas” que “entonan algunos grupos, exigiéndonos ser más agresivos contra las autoridades civiles”.