En 100 años de existencia, el Comité Olímpico Mexicano (COM) ha tenido 11 presidentes, incluida la ex clavadista y diputada federal María José Alcalá, la primera mujer al fren-te del olimpismo nacional, a quien tocará encabezar mañana domingo la conmemoración en tiempos que siguen siendo convulsos en la política deportiva.
En el centenario del COM, la cuenta histórica de medallas en Juegos Olímpicos luce magra respecto de las potencias globales como la que no ha logrado ser México, con 13 preseas de oro, 24 argentas y 36 de bronce, para un total de 73 metales.
El olimpismo mexicano emergió en otros tiempos convulsos, los de la pre y post Revolución Mexicana.
Establecido provisionalmente como la Asociación Olímpica Mexicana el 23 de abril de 1923, y ese mismo año constituido como Comité Olímpico Mexicano y admitido en el COI.
Fue a iniciativa del barón Pierre de Coubertin, quien a partir de la Exposición Universal de París 1900 se dio a la tarea de lanzar el olimpismo al mundo, encomienda que años después cumpliría el vicepresidente del Comité Olímpico Internacional, el belga Henri de Baillet-Latour, integrando en la zona de Latinoamérica, además de México, a Brasil, Uruguay, Argentina, Chile y Paraguay, como parte de esa expansión del máximo organismo mundial que hoy aglutina a 206 naciones.
En el caso de México, el primer gesto de Coubertin fue reunirse en 1901 con el entonces embajador en Bélgica, Miguel de Beistegui, y enviar una carta al presiden-te Porfirio Díaz para informarle que el diplomático sería el representan-te del país ante el COI, con la idea de integrar la familia olímpica.
México ya había tenido una primera representación en París 1900, la segunda edición de la era moderna de los Juegos Olímpicos después de Atenas 1896.
Primera presea
Se trató de un equipo de polo denominado Norteamérica, integrado por los hermanos Manuel, Pablo y Eustaquio Escandón y Barrón, y William Hyden Wright, todos mexicanos, quienes se adjudicaron la primera presea para el país, el bronce que compartieron con una escuadra compuesta por jugadores de Francia y Estados Unidos, mientras el oro se lo colgó un combinado de Reino Unido, EU e Irlanda.
México no participó en las siguientes citas olímpicas: San Luis 1904, Londres 1908, Estocolmo 1912, Berlín 1916 (suspendida por la Primera Guerra Mundial) ni Amberes 1920.
Regresó a la escena olímpica en París 1924, una vez constituido el COM, después de que un año antes, el conde Baillet-Latour, por mediación del marqués Carlos Rincón Gallardo, se entrevistó con el presidente Álvaro Obregón para extenderle la invitación a la cita veraniega, lo que tendría como requisito la constitución formal de un Comité Olímpico.
No sería Rincón Rallardo, con múltiples títulos nobiliarios, impulsor de la charrería y el encaminado a erigirse como el primer titular del COM, sino el industrial Carlos B. Zetina, quien respaldado por el propio Obregón se puso al frente de una delegación de 14 deportistas: 12 de atletismo y dos de tiro deportivo, que fueron abanderados en el Castillo de Chapultepec rumbo a París 1924. México no apareció en el medallero en Francia, como tampoco ningu-no de los 30 tricolores que asistieron a la cita de Amsterdam 1928.
Fue hasta la edición de Los Ángeles 1932, donde el boxeador Francisco Cabañas, en peso mosca, y el tirador Gustavo Huet, en rifle de aire 50 metros, lograron las dos primeras medallas de plata con las que se abrió la cuenta para México, que no se ha interrumpido en ninguna de las siguientes 20 citas olímpicas.
Las máximas glorias son el caballista Humberto Mariles, con dos doradas y un bronce, el cla-vadista Joaquín Capilla (oro, plata y dos bronces), y la taekwondoísta María del Rosario Espinoza, quien colgó una de cada denominación en el medallero mexicano.
En sus 24 participaciones, México ha estado lejos de colocarse entre los líderes del tablero y su mejor producción, con tres de cada metal, fue como anfitrión en México 68, una de las citas más apreciadas por las innovaciones que aportó al mundo, organizada a iniciativa del general José de Jesús Clark Flores, quien presidió el COM, la Confederación Deportiva Mexicana y emprendió la construcción del Centro Deportivo Olímpico Mexicano, en los predios de la entonces Escuela Militar de Equitación, ubicada en Avenida del Conscripto.
Si bien el deporte nacional no ha logrado ser potencia en la justa global, los “garbanzos de a libra” se cuentan por cientos en Juegos Panamericanos (916) y por miles en Centroamericanos y del Caribe (3 mil 878), justa de la que México fue el primer anfitrión en 1926 y ha sido campeón absoluto en cua-tro ocasiones.
En apenas tres ediciones de los Olímpicos de la Juventud (Singapur 2010, Nankín 2014 y Buenos Aires 2018), las nuevas figuras de atletismo, clavados, triatlón, pesas, canotaje, esgrima, taekwondo, pentatlón moderno, lucha, futbol, tenis y pelota vasca se han proyectado con un total de 33 medallas (4 oros, 11 de plata y 18 bronces).
En los Olímpicos de Invierno, la participación mexicana ha sido intermitente desde la primera representación con un equipo de bobsleigh en Sankt-Moritz 1928 y los pocos mexicanos que han participado, han estado muy lejos de los podios.
Sin embargo, el muro de medallistas del CDOM, incluye la presea de oro que ganó Luisa Wilson en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Invierno en Lausana 2020, como integrante de un equipo de naciones en el torneo de hockey sobre hielo 3X3.