Ciudad de México. Amigos, colaboradores y familiares del doctor Pablo González Casanova acudieron ayer al velatorio realizado en una funeraria del sur de la Ciudad de México para despedir a quien calificaron como una de las voces más importantes en las ciencias sociales de Latinoamérica y un hombre solidario con las mejores causas del país.
Uno de los asistentes fue el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, quien destacó que la del historiador y sociólogo “fue una vida maravillosa, como mexicano, como universitario, como hombre universal”.
A don Pablo, dijo, “la universidad le debe muchas cosas, entre ellas su labor en las cargos que ocupó antes de la rectoría, y ya estando en ella, el Sistema de Universidad Abierta, el Colegio de Ciencias y Humanidades, y ese compromiso que tuvo siempre con las causas sociales”.
Luego de hacer una guardia de honor ante el féretro, adelantó que la próxima semana la máxima casa de estudios realizará un homenaje a González Casanova. “Esperemos que pase el luto de la familia y lo haremos ahí en la torre de Rectoría”, señaló.
Los restos del investigador, tras dos días de velación, serán incinerados hoy a las 10 de la mañana, indicó la familia.
Otra de las asistentes al velorio fue Elena Centeno, presidenta en turno de la Junta de Gobierno de la UNAM, quien subrayó que el rector “representa uno de los líderes más importantes que ha tenido la universidad en toda su historia. Se le reconoce y se le admira por su gran sentido social. Todo el trabajo y toda la labor que ha realizado para la defensa de los pueblos indígenas, de los más pobres y los más vulnerables”.
De su lado, Fernando González Casanova, hijo del autor de La democracia en México, lo recordó como un hombre “muy disciplinado y organizado”, que desde temprana hora ya estaba leyendo periódicos y haciendo sonar su máquina de escribir, además de charlar con su esposa e hijos sobre política, educación, economía y literatura.
“Y más allá de la rutina y la organización, de pronto nos juntaba la música y la poesía. Él me regaló el libro de Platero y yo, lo leíamos juntos y me decía: ‘ese poema te salió muy bien’. Hace unos días hablábamos de la inteligencia artificial y me dijo: ‘¡qué bárbaro, qué mundo tan maravilloso van a vivir!’ La esperanza de que el futuro era algo mejor nunca lo abandonó”.
Dolores González Casanova, sobrina del ex rector, subrayó que don Pablo “fue un pilar para toda la familia desde siempre. Ahora que hago cuentas, era jovencísimo cuando ya lo veíamos como grande, y creo que su sentido del humor es algo que yo resaltaría, su solidaridad siempre con la familia.
“Fue un hombre excepcional y nos deja un hueco enorme, pero al mismo tiempo una gran gratitud, el privilegio de haberlo conocido de cerca.”.
Hacía brillar a los demás
Por su parte, Miguel Álvarez Gándara, presidente de la organización civil Serapaz, recordó el papel de González Casanova en las comisiones Nacional de Intermediación y de Concordia y Pacificación, tras el alzamiento zapatista de 1994, así como su capacidad de convocar a personajes de toda índole.
“Don Pablo fue una luminosidad particular de esa generación de liderazgos que no nacieron para brillar, sino para hacer brillar a los demás, para iluminar los procesos de otros. Nos deja también la voluntad de trabajar hasta el último día y su capacidad de estar en todas las agendas. Deja una huella y una ruta que perdurará”.
Gonzalo Ituarte, director del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, coincidió en que una parte fundamental de la vida del investigador estuvo relacionada con el movimiento zapatista, donde junto con el obispo Samuel Ruiz “se conjuntó para aportar a la lucha por la democracia.
“Más que lamentar la pérdida, es darle las gracias por todo lo que nos dio y nos deja. La lucha sigue”.
De su lado, Guadalupe Valencia, coordinadora del área de Humanidades de la UNAM, definió al ex rector como “un intelectual en el más amplio sentido de la palabra. No podías clasificarlo como sociólogo, antropólogo o historiador, porque fue todo eso, y al mismo tiempo un hombre muy abierto a lo que él llamaba ciencias de la materia y de la vida”.
Carola García Calderón, directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, señaló que González Casanova fue “un universitario que supo defender la autonomía y formó parte del pensamiento critico de América Latina”.