Los poetas Sor Juana Inés de la Cruz y Octavio Paz son figuras modernas, además de ser la síntesis de una época y poseedores de una gigantesca curiosidad intelectual en diversos campos. En estos puntos convergieron los especialistas Sara Poot Herrera y Jorge Gutiérrez Reyna durante la charla que abrió el lunes pasado una conmemoración por el 25 aniversario luctuoso del Nobel de Literatura 1990.
Los académicos participaron en el conversatorio virtual Dos poetas, dos domingos de abril: Sor Juana Inés de la Cruz y Octavio Paz, transmitida a través del Facebook de la Casa Marie José y Octavio Paz.
Con base en el ensayo Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, de Octavio Paz, Poot y Gutiérrez Reyna exploraron algunos elementos que vinculan a ambos escritores, desde las coincidencias cronológicas entre sus fallecimientos, la polimatía que desarrollaron y el legado esencial que dieron a la literatura mexicana y del mundo.
Ambos personajes fallecieron un domingo de abril, con 303 años de diferencia. Además, perdieron sus bibliotecas poco tiempo antes de morir. El segundo volumen de las obras de Sor Juana Inés de la Cruz se publicó en 1692; 290 años después apareció Las trampas de la fe, de Paz.
Sara Poot mencionó que Paz tuvo el acierto de ver a Sor Juana en su época, así como “en lo que anuncia y participa de la escritura de otros poetas antes de Paz y en el tiempo de Paz. Ese vaivén que hace del pasado de Sor Juana, el futuro de Sor Juana y el presente de Octavio Paz me encanta”.
Destacó la genialidad del poeta y pensador, que hizo crítica de arte y vio al mundo más allá de un área especializada. Sor Juana y Paz, añadió, “fueron dos maneras de ver el universo en su armonía, en todos los movimientos que pudieron observar”.
Jorge Gutiérrez continuó la idea: “Entienden que todos los saberes están interconectados. Paz habla en Las trampas de la fe de la teoría de las correspondencias o la analogía; esa idea presente en Sor Juana que ha regido la poesía moderna y la de muchos otros periodos: la de que esto es aquello, de que las plumas son piedras, que el árbol son palabras, que hay una suerte de savia que corre y conecta a todas las criaturas de la tierra y, por lo tanto, a todos sus saberes”.
Agregó que así el ensayo “no es solamente un estudio de Sor Juana, sino una biografía de su tiempo, del reino de la Nueva España; es casi un análisis sicológico del espíritu de la época y, además, un gran comentario literario de la poesía de Sor Juana”.
Sara Poot se congratuló de que las nuevas generaciones pueden aproximarse “al genio extraordinario del siglo XVII que fue y sigue siendo Sor Juana, que no solamente fue literata y luchó por los derechos humanos de la mujer, sino habló del apoyo que había que dar desde el poder a los escritores, a los intelectuales y propuso una conciliación entre las diferentes posturas”.
En ese tenor, Gutiérrez Reyna resumió: “Octavio Paz y Sor Juana son figuras modernas en tanto que son muy controversiales en vida y después de muertos”, incluso el ensayista es “más polémico que antes de su muerte”.
Mencionó que, “como Sor Juana, Paz es una figura que constituye una síntesis. Sor Juana cierra los siglos de Oro y Octavio Paz, la poesía y el pensamiento modernos”.
Poot Herrera hizo hincapié en que el libro de Paz volvió a proyectar a Sor Juana a su dimensión internacional. “Hacer una lectura de la cultura, del mundo desde la vida de una mujer, Sor Juana Inés de la Cruz, fue un acierto de época”.