Londres. El director del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), Agustín Carstens, advirtió que años de lucha contra las crisis económicas han creado condiciones que están sobrepasando los límites de la estabilidad para el sistema financiero internacional, y advirtió que el combate a la inflación puede implicar que las tasas de interés se mantengan elevadas durante más tiempo.
Esta “región de estabilidad” no está definida por las tasas de interés o los niveles de deuda, sino que en ella influyen a lo largo del tiempo las fuerzas políticas y tecnológicas y las políticas macroeconómicas, explicó Carstens.
Las medidas de apoyo implementadas durante la pandemia estaban justificadas, pero no permanecieron calibradas de manera suficiente, empujaron a las políticas monetaria y fiscal a poner a prueba los límites de la “región de estabilidad”, como se refleja en las recientes turbulencias del sector financiero, agregó.
En este contexto, los bancos centrales de todo el mundo han estado subiendo las tasas de interés para luchar contra la inflación.
En un discurso pronunciado en la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados Unidos, Carstens afirmó que para evitar un “régimen de alta inflación” a largo plazo puede ser necesario mantener las tasas más altas y durante más tiempo de lo que se pensaba, incluso a costa de ralentizar las economías.
“Los mayores incrementos de la inflación y los niveles más altos de deuda del sector privado hacen que las tensiones sean cada vez más probables, refirió Carstens.
Explicó que ésta ha sido la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial en que un aumento importante de la inflación se ha producido cuando los niveles de deuda son tan altos.
El director del BIS considera que “poderosos vientos de cola seculares como la globalización” enmascararon el aviso que la alta inflación ofrece cuando las políticas ponen a prueba los límites de la “región de estabilidad”, mientras la dinámica de la liberalización financiera originó una nueva señal: la inestabilidad financiera.
“La inflación desactivada fomentó la creencia de que las políticas monetaria y fiscal podrían suavizar cada recesión económica y prolongar las expansiones con poca restricción”, recordó en referencia a la implementación de fuertes estímulos en las recesiones, pero con poca normalización y reconstrucción de los amortiguadores de políticas cuando se reanudaba el crecimiento.
“En algunos episodios recientes de tensión financiera es difícil pasar por alto la huella del impacto acumulativo de las políticas monetarias y fiscales”, añadió.
Aumentan desafíos de los bancos centrales
Subrayó que el riesgo de inestabilidad financiera aumenta los desafíos a los que se enfrentan los bancos centrales en su intento de restaurar la estabilidad de precios, y que este riesgo sería mayor si los bancos centrales tuvieran que mantener las tasas de interés más altas durante más tiempo.
“Un endurecimiento adicional sustancial podría desencadenar nuevas turbulencias financieras. Y las perturbaciones financieras pueden exigirles que intervengan para estabilizar el sistema financiero, en su calidad de prestamistas o creadores de mercado de último recurso”, explicó Carstens.