Sapporo. Los ministros de Energía y de Medio Ambiente de los países del G-7 acordaron ayer acelerar la salida de los combustibles fósiles, aunque sin fijar un nuevo plazo para eliminar las fuentes contaminantes de energía, como el carbón. En un comunicado luego de dos días de reuniones en el norte de Japón, plantearon acciones para mantener el calentamiento global debajo del límite de 1.5 grados centígrados.
“Enfatizamos nuestro compromi-so en el contexto del esfuerzo global por acelerar la eliminación gradual de los combustibles fósiles para alcanzar sistemas de energía cero emisiones netas para 2050 a más tardar”, dijeron los ministros en un comunicado tras su reunión en Sapporo. Pero el G-7 no ofreció un nuevo plazo más allá del adoptado en 2022, cuando propuso suprimir gran parte del uso de combustibles fósiles en sus sectores eléctricos para 2035.
La ministra francesa de Transición Energética, Agnes Pannier Runacher, dijo que el llamado a un “eliminación gradual” de los combustibles fósiles era un “paso firme al frente” antes de las próximas cumbres del G-20 y COP28.
Reino Unido y Francia propusieron eliminar el carbón de las matrices energéticas del G-7 en la actual década, pero el objetivo fue rechazado por miembros como Japón y Estados Unidos, que citaron la presión sobre los suministros energéticos causados por la guerra en Ucrania.
El club de los principales países industrializados (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) está bajo presión para mostrar unidad e intensificar la acción tras el último y alarmante informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado en marzo, según el cual, el calentamiento global causado por la actividad humana provocará que las temperaturas medias suban 1.5 ºC respecto a la era preindustrial a partir de 2030-2035.
Se espera también que marquen la pauta contra el calentamiento global de cara a importantes reuniones que tendrán lugar este año, como el G-20 en India y la COP28 en Dubái.
Contaminación con plástico, otro desafío
Los ministros también anunciaron su “compromiso con el fin de la contaminación con plástico, con la ambición de reducirla a cero para 2040", señala el comunicado.
Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá y la Unión Europea ya forman parte de una coalición internacional que se comprometió con esta meta el año pasado. Pero es la primera vez que Estados Unidos, Italia y Japón se suman al objetivo.
El desafío es grande. La cantidad de basura plástica se ha multiplicado por dos en los últimos 20 años y sólo 9 por ciento se recicla, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Varias ong temían que la reunión ministerial desembocara en un retroceso en materia de compromisos climáticos, sobre todo por las posiciones conservadoras del país anfitrión. Japón, que depende en gran medida de la importación de combustibles fósiles, quería aprovechar la ocasión para reclamar nuevas inversiones en el sector del gas en nombre de la "seguridad energética", con los trastornos provocados en esa área por la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
En 2022, el G-7 decidió tolerar inversiones en el gas como respuesta “provisional” a las “circunstancias excepcionales” por la guerra en Ucrania. El comunicado de ayer incluye planteamientos similares, pero también establece parámetros alrededor de tales inversiones y destaca la “necesidad primaria” de una “reducción de la demanda de gas”.
El G-7 también reafirmó su compromiso de trabajar con otros países desarrollados para recaudar 100 mil millones de dólares anuales destinados a los países emergentes para combatir el calentamiento global. La promesa se remonta a 2009 y debía cumplirse en 2020.
Y los jefes de la diplomacia del G-7 llegaron a Karuizawa, una pequeña localidad de montaña en Japón, donde abordarán la creciente presión de China sobre Taiwán y el conflicto de Ucrania.
“Ahora toca mostrarle a (el presidente ruso, Vladimir) Putin nuestra determinación de que no logrará sus objetivos a través del desgaste y el cansancio”, declaró la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, antes de llegar a Japón.
Los ministros del Exterior tenían previsto reunirse en una cena a puerta cerrada, y al cierre de esta edición no había más información.