Romina Sotelo no se cansa de repetir hasta que se lo graben todos: el beisbol no tiene género. “Aunque a veces nos hagan creer que es así, nosotras demostramos que no”, asegura la paradora en corto de Jalisco, que ayer quedó campeón tras vencer 12-3 a Nuevo León en la Copa Infantil de Grandes Ligas que se jugó en Ciudad de México.
No es una vaguedad lo que repite esta niña de 13 años, una de las primeras campeonas de este torneo, que en su cuarta edición incluye una categoría femenil en Sub-15.
“Pequeña o grande, esto es historia”, dice Romina, una joven a la que apodan La Poseída, porque desde pequeña perseguía las pelotas como si “algo se le metiera al espíritu”, comenta divertida.
“Va a quedar ahí, aunque sólo sea en la gente que se acuerde de lo que pasó hoy, porque somos las primeras en ganar esta copa. En el beisbol no hay mujeres que sean figuras por-que no tenemos liga profesional, por eso creo que las que llegamos hasta aquí podemos ser esos referentes que necesitan otras niñas.”
La jardinera izquierda, Mya Valdez, está fuera de sí de tanta alegría. Tuvo dos intervenciones dignas de me-moria. La primera, una atrapada a un batazo profundo en los límites de su jardín que luego convirtió en doble play. La otra, una atrapada a mano cambiada que levantó ovaciones.
“Lo primero que pensé cuando atrapé ese batazo largo, la verdad, fue en el jonrón que robó Randy Arozarena a Japón en el Clásico Mundial”, cuenta emocionada.
Vanesa Trejo, una de las jugadoras de Nuevo León recibió con sorpresa ser elegida bateadora del encuentro. La cara la delata y no puede contener las lágrimas. A unos metros, su hermana cuata y compañera de equipo, Bárbara, tiene el rostro adusto que exhibe enojo. No contra las ganadoras ni nadie en específico. Está molesta porque sabe que en el jardín que resguardó se colaron algunas pelotas importantes para el resultado.
A pesar de la decepción de no quedar campeonas las de Nuevo Léon, Bárbara siente orgullo de pertenecer al equipo.
Las campeonas se acercan y abrazan a las que antes habían sido rivales. Dicen que todas ganaron al ser las primeras mujeres que disputan la final de esta copa. Después de una semana de convivencia, algunas construyeron amistades.
“Creo que serán días de pensar cómo mejorar, porque sé lo que nos faltó, pero nos quedamos cerca”, remata Bárbara y se marcha seria. Es un juego, acepta, pero que-ría ganarlo.