Sapporo. Los ministros de Energía y de Medio Ambiente de los países del Grupo de los 7 (G-7) comenzaron ayer dos días de difíciles negociaciones en Sapporo, norte de Japón, donde se espera alcancen compromisos frente a la urgencia climática.
Los principales países industrializados –Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido– están bajo presión para mostrar unidad e intensificar la acción tras el último y alarmante informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) publicado el mes pasado.
Según el grupo, el calentamiento global causado por la actividad humana provocará que las temperaturas medias suban 1.5 grados Celsius respecto a la era preindustrial a partir de 2030-2035. Se espera también que marquen la pauta contra el calentamiento global de cara a importantes reuniones que tendrán lugar este año, como el Grupo de los 20 en India y la 28 Cumbre Climática de la Organización de Naciones Unidas en Dubái.
“Hay importantes avances”, en el comunicado conjunto del G-7, que ultima lo que supone un “mensaje positivo”, declaró ayer a la prensa la ministra de Transición Energética de Francia, Agnès Pannier-Runacher.
“Por primera vez el G-7 dice que hay que acelerar la salida de todos los combustibles fósiles” cuando no van acompañados de dispositivos de captura y almacenamiento de sus emisiones de dióxido de carbono, subrayó. “Es un gran paso adelante”, añadió.
Organizaciones no gubernamentales temían que la reunión ministerial desembocara en un retroceso en materia de compromisos climáticos, sobre todo por las posiciones conservadoras del país anfitrión.
Premier japonés reanuda campaña
En este contexto, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, reanudó sus actividades electorales tras haber sido evacuado ileso de un acto electoral en el oeste del país sacudido por una explosión, señalaron medios locales.
El incidente en la ciudad de Wakayama, al oeste del país, se produjo menos de un año después del asesinato en un acto electoral de su antecesor, Shinzo Abe, que conmocionó al país y provocó un refuerzo de la seguridad en estos actos públicos.