La conferencia matutina del 6 de septiembre de 2022 se ocupó de los especialistas de la medicina tradicional (MT) en su calidad de recursos humanos de la acción comunitaria en la atención primaria de la salud.
El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud (Ssa), Hugo López Gatell, presentó los términos que pretenden modificar el marco normativo sobre la partería en México –anunciados hace tiempo– sin documentar avances, responsables ni cuándo se verá la incorporación de la MT al Sistema Nacional de Salud. María Elena Álvarez-Buylla, desde el Conacyt, presentó las investigaciones para avalar de forma científica la implementación de la MT respecto al arsenal de recursos herbolarios. Luego, Zoé Robledo, director general del IMSS, afirmó que “queremos presentar cómo las parteras están integradas –desde hace 43 años– en el proceso y en el Modelo de Atención Integral a la Salud (MAIS) del IMSS-Bienestar (IMSS-B) desde su nacimiento como Coplamar”.
Se aguardaría que, a continuación, expusiera la estrategia específica que incorpora operativamente a la MT. ¡Pero, no! Robledo presentó un video precisando que el MAIS “vincula” las acciones médico/preventivas con la participación comunitaria, brindando servicios gratuitos (primero y segundo nivel) con red asistencial/preventiva y acciones de promoción/educación para la salud. Y, como el cuidado de la salud es responsabilidad de “todos”, también se integran conocimientos comunitarios brindando atención en lenguas originarias con personal bilingüe. Contamos, aseguró, con el “apoyo” solidario de 754 médicos tradicionales y 6 mil 664 parteras voluntarias rurales.
Además de evitar reconocer que lo que queda del MAIS original es, en rigor, apenas una ruina (véase Sánchez, Leal, Escobar y León, Acción comunitaria en el IMSS-B: Visiones operativas de la otra historia, 2021), más que números, Robledo debió explicar qué hace la acción comunitaria y por qué desde sus inicios fomentó la MT: qué, cómo y para qué hacen esos médicos y parteras.
El quehacer de estos especialistas se ha modificado con los años. Hoy, los médicos tradicionales son menos de 800, pero es reciente su rescate del abandono al que los confinó la medicalización del MAIS impuesto por el neoliberalismo. Los encuentros de MT fueron suspendidos en 2010 y reactivados en 2022. Ellos procuran encuentros entre los médicos alópatas/institucionales y la MT para facilitar referencia/contrareferencia de pacientes al nivel hospitalario en beneficio de la atención de la comunidad. Toda vez que el terapeuta tradicional –conociendo las enfermedades locales– opera como puente con el médico institucional. Habrá aún que evaluar la verdadera operatividad que han recuperado estos encuentros.
En el caso de las parteras, hoy bastaría con consultarlas sobre el trato que reciben: tienen prohibido atender y sólo se les permite derivar embarazadas. La cifra reportada por Zoé Robledo se aleja de las 7 mil 700 del censo histórico. ¿Las estarán dando de baja por negarse a dejar de atender de acuerdo con su tradición y costumbre justo ahí donde no hay ninguna otra infraestructura sanitaria? Además, las que deciden no dejar el oficio ahora deben enfrentar la forma en que les son negados los certificados de nacimiento.
Respondiendo a la pregunta ¿cuánto gana una partera?, en otra conferencia matutina, del primero de noviembre de 2022, Robledo afirma que “cerca de mil 500 pesos y queremos incrementarles”. En verdad ganan 500 pesos mensuales en cuatro pagos anuales: un total de 6 mil pesos. Y ello depende de la renuncia al oficio y a que únicamente deriven embrazadas al hospital más cercano.
Por algo el más reciente Informe sobre muerte materna de la OMS (WHO, Trends in maternal mortality, 2023) sostiene que, cada dos minutos, fallece una mujer en parto o derivado del mismo por mala atención, mientras Natalia Kanem, responsable del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), asume que el reto de la muerte materna consiste en “invertir urgentemente en la planificación familiar y cubriendo el déficit mundial de 900 mil parteras”.
Mientras el neoliberalismo apostó por derrumbar la vigencia, uso y práctica de la MT como modelo local/cultural por la salud comunitaria imponiendo la medicalización, lo que se puso sobre la mesa es asunto complejo que alude a la mirada del sistema institucional de salud sobre ella.
Más allá del folclorismo que impregnaron las “visiones” neoliberales, la conferencia también apuntó a comprobar “científicamente” la efectividad del modelo herbolario. Porque ¿cuántos, de la totalidad de los artículos académicos sobre herbolaria, están destinados a evidenciar que sí sirve? Cuando ya el programa IMSS-B original había probado suficientemente la pertinencia del modelo mixto de salud con recursos locales e institucionales.
Así que la conferencia sobre la MT queda lejos de la acción comunitaria en la atención primaria de la salud que debería orientar, con toda fuerza, la columna vertebral operativa semiurbana y urbana del OPD-IMSS-B.
* UAM-X