Ciudad de México. El beisbol está en franca desventaja ante la mirada de los niños, a quienes los atrae de manera aplastante la popularidad del futbol. Bernardo Tapia, mánager en la Liga Maya de la Ciudad de México, lo advierte y ve con cierto desencanto el futuro de la pelota caliente, sobre todo en regiones como la capital del país.
“Parece increíble, por la población que hay en esta ciudad y sus alrededores, que no existan suficientes pequeños interesados en jugar beisbol”, dice el mánager durante el tercer día de actividades de la Copa infantil que organizan las Grandes Ligas en los campos de la Olmeca y la Maya en CDMX.
Hace 30 años, recuerda, cuando llegó a trabajar en los campos de la Liga Maya había unos 600 niños repartidos en las distintas canchas del club. Nunca dejaban de llegar para aprender este juego.
Claro, a principio de los años 90 del siglo pasado, aún estaba fresco el furor que causaban los clásicos de la Liga Mexicana de Beisbol y el estadio del Seguro Social toda-vía estaba en la colonia Narvarte.
“Hoy, cuando mucho, apenas llegamos a los 300 niños y niñas que quieren jugar beisbol”, lamenta.
“No encuentro otra explicación: el futbol nos come, nos devora con su propaganda y popularidad que promueven los medios. Ahí está el negocio y saturan a los menores con ese deporte, no importa que no consigan nada en los torneos internacionales”, añade Tapia.
El balompié y sus gratificacio-nes emocionales inmediatas en lapsos relativamente cortos, resulta más fácil de digerir para el consumidor de espectáculos deportivos, acepta el entrenador. El beisbol se mueve a otro tiempo. Con sus pausas y acciones por dosis, sólo las necesarias para elaborar momentos de suspenso que pueden, o no, estallar en un clímax; eso pareciera que en esta época no es del gusto del gran público.
“Pareciera que a los niños no les interesa otra cosa que patear la pelota, porque el futbol está adonde quiera que volteen”, advierte el mánager; “¿por qué les va a interesar algo que no ven y parece aburrido y difícil, aunque no lo sea?”
Poco optimismo
Con el reciente éxito de la selección mexicana en el Clásico Mundial de Beisbol que se jugó en marzo, donde llegaron al tercer lugar, hubo semanas de entusiasmo por este deporte. Sin embargo, Tapia no es tan optimista sobre un posible efecto que se traduzca en nuevos niños interesados en practicarlo.
“Al menos aquí no han llegado más infantes por lo que hizo la selección en el Clásico”, relata; “los que se emocionan ya estaban interesados y lo practicaban. A ellos sí les entusiasma lo que hicieron jugadores como Randy Arozarena, pero que eso tenga un reflejo en niños que antes no miraban beisbol, no lo he visto en estos campos”.
Tapia aclara que esto sucede en Ciudad de México y sus alrededores, sin embargo no es la misma situación en otros estados, principalmente de la zona norte y pacífico del país. Ahí además de una profunda tradición con la pelota, las organizaciones están más desarrolladas.
“Por eso también estamos tan lejos en la calidad del juego que practican en estados como Nuevo León, Baja California, Sonora o Tamaulipas. A pesar de tener menos población, hay más ligas y con estructuras más elaboradas; eso se nota en los resultados”, comenta.
Con todo, Tapia está orgulloso del trabajo de la Liga Maya y la vecina Olmeca, porque son una de las siete organizaciones que mantienen viva la tradición de la pelota caliente en esta ciudad.
A unos metros de su mánager, aguarda el momento para jugar Renata Rosales, una niña de 10 años que se desempeña como jardinera. Ella también está de acuerdo en que el futbol se lleva a la mayoría de los infantes.
“Todos los niños de mi escuela juegan al futbol, y dicen que es aburrido el beisbol, pero creo que es porque no lo conocen. El balompié está en todos lados y parece que es más fácil, pero ni siquiera ganamos nada, en cambio, la selección que fue al Clásico nos representó con más ganas”, expresó la pequeña jugadora antes de correr al diamante.