El presidente Andrés Manuel López Obrador aseveró que las acusaciones de vínculos con el narcotráfico que se hicieron en Estados Unidos contra el ex titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Salvador Cienfuegos, se derivaron de una probable venganza de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).
Durante la mañanera de ayer en Palacio Nacional, el mandatario rechazó que el caso Cienfuegos –detenido en Los Ángeles en octubre de 2020 a petición de la DEA y que, tras la intervención de México, fue liberado al desistirse el Departamento de Justicia estadunidense de las acusaciones– sea similar al de Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública con Felipe Calderón.
En la administración del panista, recordó, se permitió que las agencias estadunidenses operaran en territorio nacional, violentando la soberanía nacional.
“Todos se metieron al país, se metió la DEA, se metió la CIA, como si fuese su casa, se metieron hasta la cocina. No se respetaba la soberanía de México, y no sólo eso, se metieron a dominar a la Secretaría de Marina, que antes de Calderón (estaba) dedicada a cuidar los puertos, las costas, a otras actividades, y de repente la convirtieron en una institución cuyo propósito principal fue el actuar como un cuerpo de élite para enfrentar el narcotráfico, todo dirigido desde Estados Unidos”.
Y continuó: “Yo tengo la hipótesis de que quisieron hacer lo mismo con el Ejército y no pudieron, porque el Ejército tiene otra trayectoria. No olvidemos que el Ejército surgió con la Revolución, que es un Ejército nacionalista, y como no pudieron, pues entonces se quedaron inconformes”, de ahí que se pudiera usar el caso Cienfuegos como venganza.
El titular del Ejecutivo consideró además que las acusaciones contra quien fuera secretario en el sexenio de Enrique Peña Nieto se dieron en vísperas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos (donde resultó ganador Joe Biden) probablemente esperando una reacción desde México o que eso beneficiara a uno u otro partido.
Reivindica la labor de las fuerzas armadas
El tabasqueño aseveró que desde su gobierno “se protege al Ejército porque es una institución fundamental para el Estado mexicano. No es un Ejército represor, es una institución que ha cumplido con órdenes de civiles para llevar a cabo actos de represión, lamentables, pero ha actuado siempre recibiendo órdenes de los presidentes”.
Reivindicó entonces el papel actual tanto de la Sedena como de la Semar, que han apoyado su proyecto de gobierno.
“Tengo que agradecerle al Ejército y también a la Secretaría de Marina, que ya es otra, con el almirante José Rafael Ojeda Durán, un hombre recto, estricto, honesto, nacionalista; por eso lo nombré. Lo tenían marginado (…) ¿Y saben qué? No me equivoqué, ni con él ni con el general (titular de la Sedena, Luis Cresencio) Sandoval, y eso les puede a los conservadores corruptos e hipócritas, les puede que yo tenga el respaldo”.
En alusión a las afirmaciones que apuntan a que García Luna –juzgado en Estados Unidos por cinco delitos ligados al crimen organizado– habría tenido “agarrado” a Calderón, López Obrador subrayó: “A mí no me tiene agarrado nadie, tengo autoridad moral”.
Reiteró que el otrora llamado “superpolicía” debe hablar como parte de la sentencia que recibirá –que se aplazó hasta septiembre– para conocer si actuaba sólo con su círculo cercano como en una especie de “burbuja” o si estaban enterados de sus relaciones criminales y actividades los gobiernos y agencias tanto de México como de Estados Unidos.
Insistió que demandará al abogado de García Luna, César de Castro, pues durante el juicio trató de relacionarlo en tratos con miembros de la delincuencia organizada.