Moscú. Rusia y Ucrania llevaron a cabo ayer un nuevo intercambio de prisioneros de guerra, y 24 niños que habían sido llevados a Rusia fueron devueltos a sus padres o familiares, pero todo indica que no habrá una tregua con motivo de la Pascua ortodoxa, que se celebrará el domingo siguiente.
Voceros de Moscú y Kiev confirmaron que esta vez se concretó el canje de 106 rusos por 100 ucranios. Buena noticia, aunque queda mucho por hacer para liberar a todos: la comisionada para los prisioneros de guerra de Ucrania, Aliona Berbitskaya, reveló, en febrero anterior, que había más de 3 mil combatientes ucranios en cárceles rusas. Moscú nunca ha dado a conocer el número de sus soldados retenidos.
El gobernador de Jersón (de la parte que está bajo control de Ucrania, cuya capital, la ciudad homónima, estuvo en manos rusas durante nueve meses), Aleksandr Prokudin, informó que 24 niños pudieron regresar con sus familias.
Se desconoce la cifra exacta de niños ucranios que fueron llevados a Rusia por tres causas principales: que vivían en orfanatos, que estaban solos en los sótanos de las casas en las zonas de combate o que se encontraban en campamentos de descanso y no pudieron regresar al retirarse las tropas rusas de Jersón y Járkov, principalmente.
Los ucranios hablan de miles de niños, los rusos lo desmienten y dicen que la evacuación de menores se hizo para salvarles la vida. En todo caso, estos 24 niños que regresaron a Jersón se suman a los 324 que habían sido devueltos a sus familias, de acuerdo con datos oficiales ucranios hasta finales de marzo.
El vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, dio a entender que no habrá ninguna tregua con motivo de la Pascua ortodoxa. “Nadie la ha propuesto”, fue la frase con la cual echó un jarro de agua fría a quienes esperaban que se repitiera el gesto de la Navidad ortodoxa anterior, aunque el alto el fuego duró apenas unos minutos y no las 76 horas que debería, acusándose ambas partes de violar el acuerdo.
La semana pasada, el presidente de la Unión Mundial de Viejos Creyentes (escisión de cristianos ortodoxos rusos), Leonid Sevastianov, citó una conversación privada con el papa Francisco, en la cual asevera que el pontífice propuso una tregua de dos semanas en la zona de conflicto en Ucrania durante la Semana Santa y la Pascua de católicos y ortodoxos, pero el Kremlin sostiene que el Vaticano no le hizo llegar su iniciativa de manera oficial, aparte de que “Kiev no quiso respetar el alto el fuego que promovió Moscú”.
Ahora que continúa en Estados Unidos el escándalo por la filtración de documentos secretos del Pentágono y de las agencias de inteligencia estadunidenses, Peskov aprovechó la ocasión para ironizar acerca de la noticia de que Washington estaba espiando al presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky.
“Ya ven qué interesantes son las filtraciones. Todas se estudian, se analizan, se discuten ampliamente. Desde hace mucho no es ninguna novedad que Estados Unidos solía espiar a varios jefes de Estado, en especial en capitales europeas, causando varias situaciones embarazosas. Por lo tanto, no se puede descartar eso (el espionaje a Zelensky).”
Mientras, a ambos lados de la línea del frente, las posiciones prácticamente no se han movido –salvo los varios cientos de metros que en días recientes pudieron avanzar las tropas rusas en el centro de las ruinas de lo que era la ciudad de Bakhmut, aún defendida calle a calle por el ejército ucranio–, unos y otros siguen acumulando fuerzas y trasladando armamento para su eventual ofensiva de primavera.
Escasez de municiones
El factor tiempo –el pronto deshielo que anegó varias zonas de combate– y la falta de proyectiles de artillería que padecen rusos y ucranios influye en posponer el comienzo de los ataques a gran escala que ambos preparan desde que empezó el invierno. Rusia intenta avanzar, aparte de Bakhmut, en otras tres direcciones: Marinka, Avdiivka y Limán, según la viceministra ucrania de Defensa, Ana Maliar.
El experto militar Nikolai Mitrojin asegura que, en este momento, Ucrania lanza un proyectil de artillería cada 11 segundos, esto es, en torno 7 mil 700 por día, en tanto que Rusia, a pesar de que también necesita más proyectiles para imponerse, dispara hasta tres veces más.
A principios de marzo, en una carta que se filtró a la prensa, el ministro ucranio de Defensa, Aleksei Reznikov, solicitó a la Unión Europea el envío de 250 mil proyectiles de 125 milímetros cada mes, aunque las 11 compañías europeas que fabrican ese tipo de proyectil pueden producir 650 mil al año. Sin embargo, Bruselas aprobó destinar dinero suficiente para adquirir hasta un millón de proyectiles de 125 milímetros, igual cantidad que la ya entregada por Estados Unidos, de acuerdo con el New York Times.