La inversión en sistemas integrales de cuidados no sólo genera bienestar, también puede convertirse en un “motor de la recuperación socioeconómica”, pues “permite la creación directa e indirecta de empleo y facilita la participación de las mujeres en el mercado laboral”, y eso supone “un retorno de ingresos para el Estado vía impuestos y cotizaciones así como mayores ingresos para los hogares”.
Lo anterior se indica en el estudio Financiamiento de los sistemas integrales de cuidados; propuestas para América Latina, de ONU Mujeres, el cual refiere que una condición para que se consoliden sistemas integrales de cuidados en América Latina y el Caribe radica en lograr caminos que sean viables y sostenibles en su financiamiento.
Algunos gobiernos de la región identificaron que la actual organización de los cuidados “no es sustentable en el corto, mediano y largo plazo”, puesto que su provisión está casi exclusivamente bajo la responsabilidad de las mujeres en el ámbito familiar y “se realiza mayoritariamente de manera no remunerada o en condiciones laborales altamente precarizadas”.
Esa “injusta e insostenible forma de responder a las crecientes demandas de cuidados no solo profundiza la desigualdad de género, sino que además impacta negativamente las economías en el presente y condiciona la sostenibilidad económica y el bienestar de las sociedades en el mediano plazo”, señala el estudio de la ONU.