Zúrich. La adquisición multimillonaria de Credit Suisse (CS) por parte de UBS debería desarrollarse sin obstáculos políticos, declaró la ministra de Finanzas suiza, Karin Keller-Sutter, en una entrevista publicada ayer.
El Parlamento suizo celebrará una sesión extraordinaria la próxima semana para debatir la fusión de emergencia diseñada por las autoridades, después de que Credit Suisse estuvo al borde de la quiebra.
Se han ofrecido casi 260 mil millones de francos suizos (287 mil millones de dólares) en ayudas a la liquidez y garantías estatales para respaldar la absorción y evitar el colapso financiero que podría haber desencadenado la quiebra incontrolada del banco.
“Existe un acuerdo de fusión entre UBS y CS; por su parte el gabinete se ha comprometido con el banco nacional a proporcionar liquidez a CS para garantizar la estabilidad”, aseguró Keller-Sutter al diario Finanz und Wirtschaft.
“El acuerdo de garantía con UBS todavía se está negociando. En muchas reuniones del comité, tuve la impresión de que los políticos no quieren poner en peligro la adquisición”, agregó. “De momento no veo ningún escollo”.
Completar la fusión es la máxima prioridad, adelantó la ministra, que defendió la intervención del gobierno el mes pasado, que según los críticos llegó demasiado tarde y prometió mucho apoyo de los contribuyentes a un banco que pagó miles de millones en primas a sus ejecutivos.
“El objetivo primordial del Consejo Federal era garantizar la estabilidad de la economía suiza y del centro financiero suizo y evitar una crisis financiera internacional.
“Dadas las circunstancias, era y es la mejor opción posible, que además supone la menor carga para el Estado y el contribuyente”, explicó Keller-Sutter.
El nuevo banco combinado tendrá 1.6 billones de dólares en activos –el doble de toda la economía suiza– y más de 120 mil empleados, y Keller-Sutter dijo que en el futuro habrá que considerar la estructura de la institución.
“UBS tendrá que poseer más capital tras la adquisición. Esto más bien les obligará a reducirse”, confió Keller-Sutter.
La Comisión de Competencia suiza también puede hacer recomendaciones, apuntó la ministra.
Los riesgos para el contribuyente también eran aceptables, aunque el gobierno podría asumir hasta 9 mil millones de francos en pérdidas incurridas por UBS con la adquisición. Keller-Sutter criticó la cultura de Credit Suisse, de la que dijo que había establecido los incentivos equivocados y no había aprendido de escándalos y procesamientos anteriores. La ministra también defendió la depreciación a cero de los bonos AT1, una parte controvertida del rescate.