Ciudad de México. Hasta el último momento de su vida, Antonio del Conde Pontones fue un hombre de convicciones, fiel a sus principios, jamás guiado por la avaricia ni la acumulación.
Así lo recuerda Tomás Pliego, fundador de Morena y obradorista, misma característica de “El Cuate”, como llamó Fidel Castro a quien financió y reparó el yate que llevó de México a Cuba a los 82 revolucionarios del Movimiento 26 de Julio.
"Su legado es la solidaridad de los pueblos de Latinoamérica; representa la hermandad profunda entre Cuba y México, el desprendimiento de lo material y la lucha por lo común, por el beneficio de todas y todos", comentó en entrevista.
“El Cuate era un próspero empresario, tenía una armería; era un hombre de clase media alta, acomodado, como toda su familia; sin embargo, él decidió apoyar a Fidel Castro” ; “algo que él contaba era que cuando Castro visitó su armería se quedó impresionado por su personalidad, por su carácter”.
Por apoyar esa causa, Del Conde estuvo un tiempo preso en Estados Unidos – su país de origen-.
“Pero ni perder su libertad le importó. Puedo decir con profunda y absoluta certeza que era un hombre de principios , de convicciones, no era un vil mercader, a pesar, insisto, de que era un empresario próspero”.
—¿Qué le hizo apoyar esa causa (que derivaría en el triunfo de la Revolución Cubana, en 1959).
—Era un hombre que siempre veía por los principios, era de izquierda, revolucionario, profundamente fidelista pero también un hombre profundamente obradorista.
Pliego conoció a El Cuate, como todos le decían, hace muchos años, en la política, y cuando en una reunión descubrieron que él y su padre – Julio Pliego- eran primos, se estrechó todavía más la amistad.
Así constató que era una persona realmente desprendida del dinero, que vivía en absoluta austeridad, sin lujos, sin privilegios, muy enraizado en sus principios, y jamás buscó provecho o algún cargo político.
"Lo vi hace como dos meses y seguía viendo puntualmente la mañanera, era un gran admirador de López Obrador. Puedo decir con absoluta certeza: era un gran hombre, excepcional. Eso era El Cuate y lo fue hasta el último momento de su vida”.
A partir de que dejó en buenas condiciones el Granma, apto para semejante travesía, se convirtió en un cubano más que luchó por la revolución cubana todo el tiempo, añadió Pliego.
Muchísimas veces volvió a ver a Castro. “Todavía fue hace muy poco tiempo a Cuba, el iba año con año y veía Fidel; ahí era recibido como un hermano”.
Del Conde fue un ciudadano que si bien aportó mucho a la causa de la revolución cubana, también lo hizo por la democracia de México. “Fue un profundo defensor de la 4T y del obradorismo”, expresó Pliego.