Madrid. La decimoprimera jornada de movilizaciones en rechazo a la reforma de las pensiones del presidente, el conservador Emmanuel Macron, que iniciaron en enero pasado, contó con múltiples acciones y nuevos enfrentamientos entre la policía e inconformes, pese a que estuvo marcada por un menor número de manifestantes, informó la prensa francesa ayer, a una semana de que el Consejo Constitucional se pronuncie sobre la validez de la medida.
La protestas atrajo a las calles más de 2 millones de personas, según la Confederación General del Trabajo (CGT), y 570 mil, según el Ministerio del Interior, y para aumentar la presión sobre los “sabios” constitucionales, los sindicatos llamaron a nuevas protestas para el próximo jueves.
Los inconformes se toparon de nuevo con un riguroso despliegue policial, con más de 11 mil elementos en todo el país, de ellos 4 mil en París, donde –según la CGT– unas 400 mil personas marcharon.
Pese a todo, las concentraciones y huelgas proliferaron en más de 250 puntos del país, principalmente en la capital, Rennes y Lyon, donde los gendarmes utilizaron gas lacrimógeno contra los inconformes, quienes les lanzaron proyectiles, prendieron fuego a contenedores y coreaban consignas, como “¡Huelga, bloqueo, Macron fuera!”
Durante esta jornada, los liceos y universidades estuvieron bloqueados, algunos trenes anulados, con una frecuencia en el transporte público de París “casi normal”, bloqueos temporales de acceso a ciudades, como Rennes, así como una breve invasión a la sede del gestor de activos Black Rock, informó la agencia noticiosa Afp. Otras marchas fueron en Nantes, Marsella o Lorient.
Las protestas dejaron 111 detenidos y 154 miembros de las fuerzas de seguridad heridos, de acuerdo con el Ministerio del Interior.
Macron hace una visita de Estado a China, en la que intenta mediar para que su par, Xi Jinping, ayude a poner fin a la guerra en Ucrania, mientas la ira social crece en las calles de Francia. Desde Asia, el mandatario reiteró que, a pesar de que su reforma es rechazada, seguirá adelante con ella, al argumentar que tiene la “legitimidad” de las urnas y su plan de gobierno contempla dicha modificación al sistema de retiro.
La primera ministra, Élisabeth Borne, se reunió un día antes con los representantes sindicales para encontrar una salida a esta crisis política, pero fracasó.
La población se ha movilizado contra la reforma desde enero pasado, cuando se conocieron los primeros detalles. En estos cuatro meses, los sindicatos han realizado 11 movilizaciones nacionales, con convocatorias a huelgas generales o parciales en algunos sectores, como el transporte, la energía y la limpieza.
En las protestas del 16 y del 28 de marzo se calcula que salieron a las calles entre 4 millones y 6 millones de personas en todo el país, respectivamente.
Los sindicatos franceses advirtieron que mantendrán la presión y las movilizaciones mientras no se retire la reforma a las pensiones, incluso si el Consejo Constitucional, que tiene previsto analizar su validación o rechazo el próximo día 14. Esta semana se celebrará además un referéndum de la oposición relativo a la nueva edad de jubilación. Ambas medidas marcarán los próximos pa-sos de esta crisis social.
(Con información de agencias)