Lima, Argentina. Escasa en ingresos de divisas, Argentina enfrenta este año su peor sequía en décadas, con efectos devastadores sobre la cosecha de soya, trigo y maíz, su principal fuente de riqueza en los campos de la fértil pampa húmeda.
En Lima, localidad ubicada a cien kilómetros al noroeste de Buenos Aires, muchos lotes de soya quedarán sin cosechar. El bajo rendimiento y calidad del grano hace económicamente inviable el trabajo, explicó a la agencia de noticias AFP el ingeniero agrónomo Jaime Mestre.
La sequía, que lleva tres años consecutivos, redujo a 5 por ciento la reserva de humedad del suelo.
Aquí, los sembradíos de maíz tienen la mayoría de las plantas secas. Al separar las hojas de la mazorca, los granos lucen raídos y pequeños. “No pudieron desarrollarse por la falta de agua y las elevadas temperaturas. No justifican el costo de entrar con una cosechadora”, indicó Mestre al medir el rendimiento del campo “en 15 por ciento del promedio histórico”.
“Estamos a 40 días de sembrar trigo (cultivo de invierno) y no tenemos humedad en el suelo”, una condición crítica que representa hasta 60 por ciento del potencial de rendimiento, explicó.
Fuertes pérdidas
El escenario complica el desempeño de la economía argentina, sometida a una inflación de cerca de cien por ciento anual y comprometida con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un acuerdo crediticio por 44 mil millones de dólares.
Hace pocos días, en Washington, el presidente Alberto Fernández se refirió a la peor sequía sufrida por el país desde 1929, y el FMI concedió una flexibilización en la meta de acumulación de reservas internacionales.
Argentina es uno de los mayores exportadores de aceites y harinas de soya, sector que aporta al fisco unos diez mil millones de dólares anuales.
Las exportaciones de granos y derivados alcanzaron 43 mil 363 millones de dólares en la campaña 2021-2022. Pero el impacto de la sequía trastocó las proyecciones de esta campaña, en la cual la mitad de la soya y 35 por ciento del maíz se ha perdido.
“La menor producción redundará en menor transporte, menor consumo de combustible, incremento en los costos forrajeros (alimento para el ganado), y menores ingresos para constratistas rurales”, según un balance del economista de la Bolsa de Rosario Tomás Rodríguez Zurro.
La pérdida global para la economía será de unos 20 mil millones de dólares, casi 3 por ciento del producto interno bruto (PBI), estimó.
Soya
El complejo soyero, el de mayor peso en el campo argentino, tendrá su menor producción en 23 años y pesará 7 mil 300 millones de dólares menos que en 2022, informó la semana pasada la Bolsa de Rosario en proyecciones que empeoran cada semana.
“La verdadera situación se verá cuando las cosechadoras entren a los campos”, asegura Mestre, quien considera que los análisis subestiman la gravedad del panorama que deja la sequía.
En la zona núcleo, como se conoce a la pampa húmeda, “las lluvias han estado 50 por ciento por debajo de lo normal”, reportó Rodríguez Zurro.
Los 25 millones de toneladas que se espera producir en esta campaña, marcarían la menor cosecha de soya desde la de 1999-2000. “Es prácticamente la mitad de lo que se esperaba al inicio de la siembra y 40 por ciento menos de lo obtenido en la campaña anterior”, indicó el economista.
La situación obligará a aumentar la importación para la producción de harina y aceite de soya.
“Las importaciones temporarias de soya para abastecer a la industria aceitera en la nueva campaña deberán ser récord”, añadió Rodríguez Zurro.
Así, las exportaciones netas del complejo soyero –exportaciones menos importaciones– sumarían este año 11 mil 500 millones de dólares en comparación con los 20 mil 800 millones de la campaña pasada, detalló.
Maíz y trigo
En trigo la producción cayó a la mitad. “Se cosecharon 11.5 millones de toneladas cuando el año anterior habían sido 23 millones”, precisó Rodríguez Zurro.
En maíz la caída es de 35 por ciento. “Se estima una producción de 35 millones de toneladas contra 54 millones que se proyectaban cuando se inició la siembra en septiembre”, reportó.
A las pérdidas en toneladas se suma la menor calidad del grano, que “alejará a Argentina de los estándares de exportación”, advirtió Mestre.
“Esto no se soluciona si empieza a llover hoy, tiene que ver con las condiciones del país”, dijo al mencionar la falta de crédito y una inflación “que cambia los costos todos los días”.
El campo “va a necesitar por lo menos tres años para emparejar pérdidas. En los pueblos del interior es donde más se va a sentir la falta de movimiento económico”, alertó.