La escultora Paloma Torres lanzó una instrucción desde el centro de El bosque de las columnas: Camínenla, gócenla. La experiencia implica recorrer su instalación en el patio interior del Museo Kaluz. “Es fundamental que seamos conscientes de que el entorno es parte de nuestra persona y es el que nos ayuda a configurar el carácter de una sociedad”, explicó ante el conjunto de esculturas que invitan a un acto meditativo. “El arte nos hace reflexionar sobre cómo podemos transitar en esta vida de manera más liviana”.
Edificios de ventanas ahuecadas, tótems sagrados, vértebras apiladas, cactus petrificados, obeliscos heroicos, son los conceptos que se configuran en la mente al deambular entre este bosque artificial erigido con columnas de piedra negra, así como de madera, dentro del edificio virreinal, ubicado en el otro lado de la avenida, frente al área arbolada de la Alameda.
“Es un bosque de columnas, donde cada una es una historia que sólo pueden descubrir si circulan, lo caminan, se acercan y hay una reflexión. Aquí es un acto meditativo”, manifestó la artista al presentar su exposición reciente en una conferencia.
Hija de un arquitecto, Paloma Torres (Ciudad de México, 1960) comprende la columna como un sostén principal de un espacio, pero también como evocación de la memoria y de lo remanente. Sus esculturas surgen desde su relación con el espacio, la ciudad y la arquitectura.
“Caminar en este ambiente en el Museo Kaluz nos dará la posibilidad de pensar qué sucede en estas ciudades. Si fuéramos conscientes de que el entorno conforma nuestro carácter, no permitiríamos tener estas ciudades tan horribles, llenas de basura, con tanto ruido visual y auditivo. Deberíamos exigir más a nuestras autoridades y a nosotros mismos comportarnos de manera diferente en los espacios públicos, que son nuestros jardines.”
Una placa en el patio, que se observa al ingresar, recomienda: tómate un momento para contemplar la obra, elige una ruta y cuidando de no tocar las piezas, transita a través de las columnas con un caminar lento que te permita experimentar tu presencia dentro de la obra.
“Este es un bosque para soñar”, expresó Miguel Fernández Félix, director del Museo Kaluz, al presentar a la escultora, acompañado también por el curador Ery Cámara. “Este trabajo que ven ahora nos marca tres puntos fundamentales: el tema de construir, el de habitar y el de pensar”.
Destacó que “ha tenido desde muy joven, en la escuela de artes plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Academia de San Carlos, y más allá de su paso en París, donde tuvo ocasión de trabajar con uno de los grandes grabadores, Hayter”.
Se trata de la primera instalación de Paloma Torres, en la que ha reunido más de 47 piezas, 11 de ellas provenientes de la Secretaría de Relaciones Exteriores, cinco del Museo Universitario de Arte Contemporáneo y 31 de la propia colección de la artista. “Nunca había visto mi obra rodeada de esta manera”, reconoció. “Pudimos lograr la instalación que siempre soñé; es la primera vez que puedo juntar mi obra y transitarla”.
Trabajo con la comunidad
Una parte complementaria de la instalación en el museo consiste en la colocación de una cámara cenital que recopilará el flujo de los asistentes al recorrer la zona boscosa y examinar la forma de relación con el espacio. Con esta información se creará una nueva obra con fotografías y rutas de pasos.
Esta colaboración de Torres con el museo ubicado en avenida Hidalgo, esquina con Reforma, incluye un programa con los vecinos de la colonia Guerrero, con quienes se llevará a cabo un taller de fotografía.
Además, de las siete escuelas de la zona se elegirá a 14 niños y niñas que, guiados por Paloma Torres, aprenderán a realizar piezas parecidas a las expuestas. Al final se hará una muestra colectiva con sus propias esculturas, la idea es iniciar una colección en sus escuelas.
“Es lo que más me puede emocionar, porque de alguna manera es generar estos públicos nuevos tan necesarios para el arte, que tiene la función de crear seres inteligentes y creativos que puedan solucionar su vida cotidiana y tener una relacionar más suave con su familia, su pareja y su entorno.”
El Museo Kaluz se encuentra en avenida Hidalgo 85, Centro Histórico, muy cerca de la estación Hidalgo del Metro. El bosque de las columnas seguirá abierto al público hasta el 10 de abril.