Madrid. El malestar sigue expresándose en las calles de Francia de forma masiva. Era la décimo primera jornada de movilizaciones desde que se inicieron las protestas, en enero pasado, y aún así más de dos millones de personas, según la Confederación General del Trabajo (CGT), y 570 mil, según el ministerio del Interior francés, se movilizaron para expresar su frontal rechazo a la reforma de las pensiones del presidente Emmanuel Macron. En los 250 actos o marchas de protesta que se desarrollaron en todo el país también se escucharon insistentemente duras críticas contra la represión policial durante las movilizaciones, que sólo en las jornadas de finales de marzo se saldó con más de dos mil detenidos y centenares de heridos.
A pesar de la guerra de cifras entre las fuerzas sindicales y el gobierno francés, las cifras de ambos reflejan que el malestar por el plan reformista de Macron, que pretende retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años, aumentar un año de la cotización, de 42 a 43, y anular numerosos derechos laborales adquiridos por varios colectivos del sector público, continúa. Y que es un movimiento transversal, que se expresa de norte a sur y de este a oeste.
Sólo en París, la CGT cifró en 400 mil las personas que marcharon contra la política neoliberal de Macron, en donde también se informó de 20 detenidos. Pero en la mayoría de las movilizaciones, que terminaron antes de las ocho de la noche en todo el país, el ministerio del Interior informó que se habían desarrollado “sin incidentes graves”, si acaso algún episodio aislado de enfrentamientos entre policías y manifestantes en Rennes, en París y en Lyon.
#DíaEnImágenes Undécimo día de #protestas y huelgas a nivel nacional en #Francia, en contra de la aprobación de una #ReformaDePensiones promovida por el gobierno del presidente @EmmanuelMacron y avalada sin votación en el Parlamento.
— La Jornada (@lajornadaonline) April 6, 2023
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Los manifestantes se encontraron de nuevo con un despliegue policial abrumador, con más de 11 mil policías en todo el país, de los cuales sólo en la capital francesa había cuatro mil. Pese a todo, las concentraciones y huelgas, en las que se han lanzado mensajes de ira generalizada contra Macron, proliferaron en más de 250 puntos del país, como Rennes, donde los agentes han utilizado gases lacrimógenos contra algunos de los asistenes, que les lanzaron proyectiles y prendieron fuego a contenedores, mientras los manifestantes coreaban frases como “¡Huelga, bloqueo, Macron fuera!” También se escucharon consignas contra la represión policial, que en las semanas recientes ha desperado la preocupación de diversos organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales, como el Consejo de Europa, la ONU y Human Rights Watch, entre otros.
Macron se encuentra en China, en una visita de Estado en la que está intentado mediar con el país asiático para que ayude a poner fin a la guerra en Ucrania, mientras que en las calles de Francia el malestar va en aumento y la movilización ciudadana no cesa. Y desde ahí ha insistido en que, a pesar de la protesta ciudadana y de que su reforma es ampliamente rechazada, según los sondeos, él seguirá adelante, al sostener que tiene la “legitimidad” de las urnas y que su elección como presidente del país lleva implícito este plan reformista. “Que un presidente electo, con una mayoría [parlamentaria] electa, aunque sea relativa, intente llevar a cabo un proyecto que se ha defendido democráticamente, esto no se llama crisis democrática. Si la gente quería la jubilación a los 60 años, no era a mí a quien había que elegir como presidente de la República”, declaró a los medios de comunicación desde París.
Los principales sindicatos del país llevan movizándose contra este plan desde enero pasado, cuando se conocieron los detalles de la reforma. Si bien lo que terminó de incenciar las calles fue la forma en la que se aprobó la medida, apelando al artículo 49,3 de la Constitución, con lo que se impuso por la vía del decreto y se anuló la votación en la Asamblea Nacional, en la que el gobierno presidido por Macron aún no conseguía los apoyos necesarios.
En estos cuatro meses de protestas, los sindicatos han realizado once jornadas de moviizaciones nacionales, con convocatorias a huelgas generales o parciales en algunos sectores, como el transporte, la energía y la limpieza. En las jornadas del 16 y del 28 de marzo se calcula que salieron a las calles entre cuatro y seis millones de personas en todo el país, lo que derivó en algunas ciudades en enfrentamientos abiertos entre manifestantes y policías, con más de dos mil detenidos en las últimas protestas de marzo y las calles encendidas por la formación de barricadas espontáneas, para lo que utilizaron las miles de toneladas de basura que se acumulaban en las calles por los paros laborales del sector de la limpieza en la ciudad.
El gobierno francés, representado por la primera miniestra, Élisabeth Borne, se reunió el pasado miércoles con los representantes sindicales, pero el encuentro culminó en fracaso y con el mantenimiento de la jornada de movilizaciones. Entre ellas, la de este jueves, en la que de nuevo la más multitudinaria fue en París, con más de 400 mil personas, según la CGT, y en la que se registraron algunos momento de tensión, sobre todo en la céntrica explanada de los Inválidos.
Los sindicatos franceses advirtieron que mantendrán la presión y las movilizaciones mientras no se retire la reforma de las pensiones, incluso si el Consejo Constitucional, que tiene previsto analizarla para su validación o rechazo, la aprueba la semana próxima.
“Pase lo que pase, la movilización continuará mientras no se retire la reforma”, anunció la líder de la CGT, Sophie Binet, quien advirtió que esta nueva movilización “es una muestra que la determinación continúa contra una reforma que no tiene ninguna justificación económica y tampoco legitimidad, a la vista de la oposición popular”. El secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), Laurent Berger, subrayó por su parte que “este movimiento sigue contando con el apoyo de la población y el rechazo a esta reforma sigue siendo igual de fuerte. Así que la única solución es que (la reforma) se pare”.