El secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, dijo ayer que no mirará atrás ni hurgará en la heridas del pasado en la relación con los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE). Al contrario, les ofreció “una nueva actitud”.
También subrayó que el gobierno acatará el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre el plan B de la reforma electoral.
En conferencia de prensa en el INE, López Hernández acudió a una imagen bíblica: “uno no puede voltear a ver hacia atrás, porque corre el riesgo de convertirse en estatua de sal”. En su mensaje, agradeció “la invitación” a las oficinas centrales del órgano electoral. Sin embargo, la víspera trascendió que una opción planteada era un encuentro sólo con los nuevos integrantes del Consejo General, quizá en el Palacio de Cobián.
Finalmente, en el primer día de gestión de cuatro de los 11 consejeros, López Hernández llegó al instituto minutos antes del mediodía.
Primero tuvo una breve y protocolaria conversación con sus anfitriones. Enseguida, relajado, de buen ánimo, caminó hacia el lobby, en la planta baja del edificio, donde hasta el lunes fueron las oficinas de Lorenzo Córdova y Edmundo Jacobo, ex presidente y ex secretario ejecutivo del INE, respectivamente, a quienes hace unos días mencionó como personajes que podrían ser investigados por irregularidades en la conducción del organismo electoral. “Termina una etapa negra en el INE”, dijo el sábado anterior.
Tres días después, el escenario era distinto: un secretario de Gobernación afable y cortés frente a la consejera presidenta, Guadalupe Taddei, y algunos de sus colegas interesados en establecer diálogo. Se dio tiempo para saludar a Jorge Montaño: “¡Paisano!”
Vino después un acto para concertar acciones que buscan blindar los comicios de este año en el estado de México y Coahuila. Ahí empezó Adán López a enumerar, ante consejeros, funcionarios y la prensa, los compromisos en respuesta a los reclamos de la ciudadanía.
De un modo implícito, el funcionario estaba convencido del nuevo ambiente. Quizá por ello citó a Jesús Reyes Heroles y su famosa frase de que en política “la forma es fondo”. El mensaje, añadió, “es la disposición total de trabajar de manera institucional”.
Y la forma era una mesa de coordinación interinstitucional. El fondo, mostrar el rostro de los “nuevos tiempos”, convivir sin rispidez con los consejeros y garantizar a los mexicanos “elecciones limpias, libres, transparentes. Eso es lo que los ciudadanos piden”, subrayó.
Así, los desencuentros de la época de Córdova fueron enmarcados como diferencias y debates políticos comunes. Ayer claramente ofreció respeto. Señaló que sobre la reforma electoral la última palabra la tiene la Corte. “Y ahí no hay más que dos caminos: o dicen que hay constitucionalidad en las reformas o las declaran inconstitucionales. Pero quienes tenemos responsabilidades vamos a acatarlos”, dijo.
–¿No teme que la Suprema Corte congele de facto el plan B? –se le preguntó.
–Creo que en tiempo y forma van a emitir una resolución; si ellos deciden, como dice usted, congelar de facto, será también una decisión de los ministros. Eso no pone en riesgo el proceso electoral de 2024.