Perdieron el timón y hasta los remos (los frenos ya los habían extraviado), y todavía pretenden seguir manejando al Instituto Nacional Electoral como si fuera su patrimonio personal. Quieren de adorno, de florero, a la nueva presidenta y los tres flamantes consejeros, y que sigan la corrupción, el amiguismo, el despilfarro y el abuso de la era lorenzona. El gurú José Woldenberg se los advierte en un texto recién publicado: “Los nuevos consejeros no llegan a un terreno baldío ni serán figuras todopoderosas; arriban a una institución que tiene casi 33 años en funcionamiento y que ha logrado que las elecciones sean en México lo que los libros de texto reclaman: el expediente a través del cual la diversidad política contiende por los puestos de representación, otorgándoles legitimidad y permitiendo la coexistencia pacífica de la pluralidad política”. Sentencia Woldenberg: “Llegan a integrarse a un cuerpo colegiado, el Consejo General, máxima autoridad de la institución, que gracias a la norma que estableció un relevo por tercios, se encontrarán con siete consejeros ‘veteranos’ que recibirán el impacto de los ‘nuevos’. Un consejo con experiencia, rutinas establecidas, puentes de colaboración o tensión con los representantes de partidos y el Poder Legislativo”. Hasta aquí las instrucciones de Woldenberg.
El clamor del cambio
Esas “rutinas establecidas” y “puentes de colaboración” tienen que ser superados por los nuevos consejeros porque esconden muchos vicios. Su tarea no es llegar a acomodarse plácidamente en un sillón de la “‘herradura de la democracia”, como llaman al salón central del instituto. Los integrantes del Comité de Evaluación preguntamos a los aspirantes a ocupar el cargo de presidenta y consejeros del instituto sobre sus planes en caso de llegar a ser seleccionados. Nos hablaron de que veían la necesidad de un cambio, de imprimir un nuevo aliento, de abrir otros caminos; mencionaron terrenos específicos, como el presupuesto, el voto en el extranjero, la paridad de género, el INE digital. No hubiera yo dado mi voto a quien hubiera contestado lo que propone Woldenberg.
Contrato
En noviembre de 2022, la revista Polemon, que fundara el inolvidable escritor y periodista Jaime Avilés, publicó que la empresa WMC y Asociados, dirigida por Enrique Woldenberg Karakowsky, recibió contratos por 50 millones 347 mil pesos para realizar encuestas de opinión y mercadeo durante el sexenio de Enrique Peña Nieto. De acuerdo con la información presentada por el periodista Ulises Rodríguez López, se trata del hermano del primer consejero presidente del entonces Instituto Federal Electoral (IFE), José Woldenberg. El gobierno peñista –dice Polemón– destinó entre 2012 y 2017 la suma de 207.01 millones de pesos a estudios de opinión.
La investigación fue realizada en los registros de Compranet y del Portal de Obligaciones de Transparencia (POT).
Iberdrola
Dobló las manos el soberbio Ignacio Sánchez Galán y optó por vender al gobierno mexicano las instalaciones de Iberdrola. Los jueces que lo ampararon sólo lo hicieron perder tiempo y dinero. La Secretaría de Hacienda anunció que el presidente López Obrador acordó comprar las 13 plantas de generación de electricidad, incluyendo una de energía renovable, por un monto aproximado a 6 mil millones de dólares. De golpe y porrazo, México se convirtió en un líder de generación de energía verde.
Twitterati
Hoy @lorenzocordovav anuncia que se reincorpora a la @UNAM_MX y que se estrena como comentarista de @latinus_us. Qué bueno, ¡fuera máscaras!, que quede claro que nunca fue un árbitro imparcial y que utilizó al @INEMexico para su beneficio y propósitos personales.
Eduardo Santillán @santillanpe1