El avance de los intermediarios financieros no bancarios (IFNB) se aceleró tras las crisis financiera global de 2008; ahora representan casi 50 por ciento de los activos financieros globales y los riesgos asociados a este sector, que se vinieron acumulando durante los años de tasas bajas, “podrían intensificarse en los próximos meses en medio del continuo endurecimiento de la política monetaria a nivel mundial”, advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Los IFNB se han convertido en actores claves en el sector, y la estabilidad financiera mundial podría depender de su resiliencia a medida que se endurecen las políticas para hacer frente a la alta inflación”, reconoció el organismo.
Los IFNB son empresas que realizan actividades bancarias, como el crédito y el ahorro, pero que no están sujetas a la regulación y supervisión tradicional. Entre ellas se cuentan casas de bolsa, arrendadoras, aseguradoras, afianzadoras, cajas de ahorro y préstamo, fideicomisos de fomento y empresas de factoraje.
Desajuste de liquidez
El FMI explicó que las tensiones recientes en algunos bancos en los Estados Unidos y Europa hacen patente “los focos de vulnerabilidades financieras elevadas que se acumularon durante años de tasas bajas, volatilidad comprimida y amplia liquidez”, mismos que podrían aumentar con el encarecimiento del costo del dinero a nivel internacional, la principal medida para mitigar la inflación.
En un adelanto de su más reciente Informe de estabilidad financiera global, el FMI destaca que el estrés hacia el sistema financiero, derivado de los IFNB, tiende a surgir cuanto éstos tienen un apalancamiento elevado para financiar sus inversiones o aumentar los rendimientos, así como con el uso de derivados.
Otros riesgos son los desajustes de liquidez, cuando un intermediario no puede generar suficiente efectivo mediante la liquidación de activos, como bonos o acciones, o el uso de líneas de crédito para satisfacer las solicitudes de rembolso de los inversores, y también por los altos niveles de interconexión con la banca tradicional.
El FMI recomienda que, en caso de que un banco central necesite intervenir un IFNB para reducir los riesgos de contagio al sistema financiero general, la medida debe ser temporal y sólo que se tengan métricas basadas en datos para hacerlo.