Madrid. En su nueva novela, Los genios (Galaxia Gutemberg), la cual se presentó en Madrid en una rueda de prensa en el Hotel Wellington, el escritor peruano Jaime Bayly aborda uno de los episodios más polémicos de las letras latinoamericanas: el día que un encolerizado Mario Vargas Llosa propinó un puñetazo a Gabriel García Márquez, cuando éste se le acercó efusivamente para abrazarlo, pues hasta ese momento lo consideraba uno de sus mejores amigos. La obra de ficción reconstruye, a través de testimonios y hechos reales, los años anterior y posteriores a ese cisma entre los dos autores que ya eran considerados las grandes figuras del boom latinoamericano.
La novela pretende desentrañar todos los misterios que rodean los hechos del 12 de febrero de 1976, en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, cuando, al final de la exhibición del documental Sobrevivientes, que narraba los pormenores que tuvieron que pasar unas personas tras un accidente aéreo en Los Andes, Gabo, al ver entre el público a su amigo Vargas Llosa, corrió a abrazarlo efusivamente, abriendo los brazos y diciéndole: “Qué alegría verte, hermanazo”. Pero Vargas Llosa, colérico y sin avisar, le propinó un puñetazo en la cara que lo derribó y lo dejó inconsciente un buen rato. Tras la agresión, según la versión de Bayly, le espetó: “Esto es por lo que le hiciste a Patricia” (en referencia a la esposa de Vargas Llosa).
Bayly era íntimo amigo de la familia Vargas Llosa, especialmente de su hijo Álvaro, al que conoció cuando aún eran unos adolescentes en Lima. Actualmente no tiene relación con él, después de una serie de diferencias políticas que fracturaron la amistad; sin embargo, una buena parte de los testimonios que recogió el escritor para la novela, que llevaba rumiando “décadas”, fue precisamente por la cercanía a esa familia.
De hecho, uno de los episodios que contó el propio Bayly fue cuando Álvaro Vargas Llosa decidió dejar la Universidad de Princeton, donde estudiaba finanzas, para regresar a Perú e intentar convertirse en escritor y periodista. Su padre siempre estuvo en contra de esa decisión, al punto de echarlo de la casa familiar y, en una de sus visitas a Lima, citó a su hijo en un parque. En aquella época, cuando Bayly y Álvaro pasaban mucho tiempo juntos, este último le confesó: “Mi papá viene para convencerme de que vuelva a estudiar a Princeton, pero no lo voy a hacer”. Luego de algunas horas, según la versión de Bayly: “Álvaro volvió con el ojo morado y la cara enrojecida. Su papá le había pegado por no hacer lo que le pedía”, relató.
Esta versión de Bayly confirmaría el “carácter fuerte, incluso colérico”, según el novelista, de Vargas Llosa, quien nunca cedió ante las numerosas e importantes invitaciones a la reconciliación entre los dos escritores. “Gabo estaba dispuesto a recuperar la amistad de Vargas Llosa, de hecho sé que en los últimos ocho o nueve años de vida se hicieron varios intentos para juntarlos de nuevo. Gabo siempre estuvo dispuesto, pero Vargas Llosa no”.