El 31 de marzo de 1973, Florencio El Güero Medrano dirigió a un grupo de campesinos, migrantes, jornaleros, obreros y desempleados de Acatlipa, Temixco, Jojutla y gente del estado de Guerrero, fundamentalmente de Iguala y Tierra Caliente, para invadir un gran predio en Villa de las Flores, Temixco, Morelos, propiedad del hijo del gobernador de Morelos, Felipe Rivera Crespo. Florencio y sus seguidores decidieron invadir estos terrenos, puesto que habían sido confiscados ilegalmente, por lo que se propusieron devolver al pueblo lo robado.
En estos terrenos se fundó la colonia proletaria Rubén Jaramillo, fundamentada en ideas maoístas. Este proyecto autogestivo se caracterizó por la activa participación de los colonos en las asambleas, en la organización, en el trabajo colectivo, y en el estudio. Los habitantes de la Rubén Jaramillo inauguraron un sistema de vida social donde ellos estaban realmente al mando.
Los habitantes de la Rubén Jaramillo eran regidos por una asamblea general, el máximo órgano de toma de decisiones y sesionaba los jueves y, a veces, los viernes. Las características del ejercicio de poder de la asamblea general estaban plasmadas en las comisiones de seguridad, finanzas, salubridad, educación, propaganda y obras públicas. El rango menor de la asamblea general era el comité de lucha, cuyo presidente era Florencio Medrano. En un rango más bajo se encontraba la Asociación Nacional Obrero Campesina Estudiantil (ANOCE), cuyo propósito era establecer acuerdos en favor de la comunidad.
En asamblea general se eligieron a los delegados de manzana, las cuales sumaban 57, quienes coordinaban las tareas de seguridad y designaban a los hombres que les correspondía la vigilancia cada noche. En este sentido, las comisiones de seguridad tenían como función evitar el desalojo. Debido a esto se instauraron normas de seguridad como la formación de grupos de 10 personas armadas con machetes, palos y rifles viejos, encargadas de vigilar los accesos de la colonia proletaria Rubén Jaramillo.
La comisión de finanzas se planteó generar un ingreso monetario para sostener el proyecto autogestivo y lo consiguió a través del apoyo solidario de las organizaciones chicanas, entre otras: Cruzada para la Justicia. Otro ingreso importante fue la cantidad de dinero que se le exigió a los permisionarios de tres líneas de autobuses que operaban en Cuernavaca, a cambio de permitirles ampliar la ruta a través de la colonia proletaria Rubén Jaramillo.
En asamblea general se acordó prohibir la venta y consumo de bebidas alcohólicas en la colonia y sus alrededores. Con estas medidas se trató de proteger el tejido familiar. De esta manera, la comisión de salubridad organizó brigadas de sanidad con el fin de clausurar las cantinas de los lugares cercanos.
La comisión de educación fue integrada en su mayoría por estudiantes y profesores que se sumaron al proyecto autogestivo de la Rubén Jaramillo. Mientras algunos estudiantes impartieron clases de matemáticas a los niños, otros les enseñaron a leer. Además, estos jóvenes organizaron círculos de estudio con varias personas adultas, con el fin de ayudarles en la formación teórica y política.
Los estudiantes también integraron la comisión de propaganda, colaboraron en el diseño e impresión de un periódico de nombre El Chingadazo. La idea de nombrar así al periódico fue porque una persona sentenció: ¡para el pobre quiero poder y para el rico El Chingadazo! Difundía el alza de los precios y la invasión de tierras en el país.
La comisión de obras públicas era la encargada de dirigir los domingos el trabajo social, conocidos como domingos rojos. Los domingos rojos comenzaban desde muy temprano, congregaba a cientos y cientos de personas trabajando en acarrear tabiques, cortando yerba, abriendo zanjas para instalar el drenaje y arreglar las calles. Estas faenas consistían en concentrar los esfuerzos de los diversos sectores para edificar obras en beneficio de la comunidad.
Ante esto, las autoridades gubernamentales comenzaron a preocuparse, ya que la Rubén Jaramillo estaba siendo vista como un ejemplo de lucha y resistencia en Morelos y en el país, en un momento de lucha por la tierra a escala nacional. Así, desde las cúpulas del poder se decidió interrumpir el proyecto autogestivo de los colonos. El 28 de septiembre de 1973, tropas de la XXIV zona militar y agentes de la Dirección de Seguridad Pública del estado de Morelos reprimieron y ocuparon el poblado.
La ocupación militar modificó todo el sentido de la organización de la ahora colonia Rubén Jaramillo (le quitaron el adjetivo de proletaria). La asamblea general presentó cambios, puesto que comenzó a ser presidida por mandos militares. Fue hasta 1980 que el Ejército salió del poblado. Ya había cumplido su misión: lograr que la solidaridad y organización practicadas por lo colonos se diluyeran con el paso del tiempo.
A 50 años de la colonia Rubén Jaramillo, un grupo de fundadores ha impulsado prácticas de memoria que difunda la historia de lucha de su comunidad. Ellos buscan influir en la conciencia colectiva de los habitantes del lugar. Saben que rememorar a sus dirigentes y sus luchas, los hará concebirse con tradición, con pasado y con identidad.
* Historiador de la UMSNH y autor del libro El poder viene del fusil.