El reconocido artista e investigador Miguel Covarrubias realizó en 1939 seis mapas monumentales para una exposición internacional en San Francisco, California. Ahora, 84 años después, Damián Ortega, director de la editorial Alias, ideó un libro de arte de bolsillo en el que se puede apreciar la complejidad y belleza de esa gran obra, que permitió al pintor, antropólogo, etnólogo y caricaturista “expresarse en todo su esplendor”.
En entrevista con La Jornada, Daniela Gil Esteva, coordinadora editorial del sello, refirió que Covarrubias (1904-1957) encontró en la exhibición del Golden Gate “una intersección para todos sus intereses. Tenemos una hibridización entre antropología y caricatura en esa reinterpretación del mapamundi. Fue una experiencia muy rica para él”.
El artista realizó entonces cada mural en 12 paneles, cuya extensión suma alrededor de 4.5 por 7.3 metros. En ellos realizó una experimentación plástica en torno a los materiales usados, como una laca de uso industrial. En 1940, Pacific House editó una carpeta de gran formato con litografías de las seis obras.
Gil Esteva parafraseó al artista Abraham Cruzvillegas, quien prologó el volumen: “En estos mapas vemos una especie de multiverso, diverso, contrastante al eurocéntrico, que había sido la base de todo lo aceptado entonces como universal y verdadero. Covarrubias expresa aquí la otredad no valorada de la riqueza de los pueblos del Pacífico”.
Destacó que “es muy interesante que en un sólo mapa puedas encontrar cosas relativas a culturas ancestrales, a desigualdades en la distribución de la riqueza, primitivismo y etcétera; así como capitalismo, chamanismo y modernidad, pero todo desde el enclave del Pacífico. Eso nunca se había visto”.
En el texto explicativo de Miguel Covarrubias, el artista escribió que “es muy deseable familiarizarse con sus pueblos y sus aspiraciones sociales, económicas y culturales, particularmente desde que el Viejo Mundo se ha embarcado en guerras salvajes y suicidas que lo dejarán mutilado, si no es que destruido, y no tendrá más opción que convalecer los años venideros”.
El proyecto monumental elaboró “una especie de historia inexplorada de las conexiones” en el Pacífico. Esa postura tuvo que ver con el almacenamiento de los mapas: viene de plantear la idea de que estamos interconectados más allá de una narrativa oficial, que hay una enorme riqueza que no necesariamente se reconoce”.
Covarrubias escribió en su texto que en “el imaginario colectivo el océano Pacífico ha sido considerado como una vasta extensión de agua rodeada y salpicada de pueblos remotos y exóticos, y como barrera en lugar de lo que en realidad es: un vínculo entre los pueblos, culturas y economías de los países de la zona del Pacífico”.
Figura inabarcable
Gil Esteva opinó: Covarrubias buscaba voltear los ojos hacia esa riqueza y empezar a analizarlas desde derivas y de todo lo que tienen para ofrecer al mundo y para sostenerse como un lugar independiente”.
Recordó que Alias tiene como finalidad la recuperación de documentos ya inconseguibles y que tienen un valor histórico muy importante para comprender a un artista o movimiento. En el caso del libro publicado recientemente, añadió, continuaron esa idea, pero representó un mayor reto.
“Esta obra de Covarrubias sintetiza las múltiples dimensiones que él tiene. Es una figura inabarcable. Caricaturista, pintor, cartógrafo, coleccionista, promotor de la danza. Abraham Cruzvillegas nos propuso la edición; es un gran artista y querido amigo de Damián Ortega, director de la editorial. Ambos son admiradores de Covarrubias.
“Cruzvillegas nos mostró un original de su vastísima colección de primeras ediciones: el editado por Pacific House. Es una carpeta de formato muy grande. Incluía el texto con que Covarrubias describió los mapas de los diferentes aspectos de las culturas aledañas al océano Pacífico: pueblos, historia, flora y fauna, economía, medios de transporte, vivienda y manifestaciones artísticas.”
Ortega ideó, continuó la también directora operativa de la editorial, una forma de “doblar la carpeta; o sea, hacer una versión de bolsillo del original, que se puede consultar en el Instituto de Investigaciones Estéticas (de la Universidad Nacional Autónoma de México) y en el Museo Nacional de Antropología.
“Nosotros reprodujimos el diseño de la portada y los mapas, que son incluso un poquito más grandes que los de la carpeta original. Tradujimos el texto de Covarrubias y le agregamos el prólogo de Cruzvillegas, que es precioso.”
Refirió que uno de los mapa mural está desaparecido, el que recupera la producción artística de la vasta región, “curiosamente, el más extraño, el más bonito, el más rico”. El reto, dijo Gil, es que “han permanecido almacenados la mayor parte del tiempo”.
Covarrubias, aseguró, “más que irse hacia el muralismo, salvo cuando hacía cartografía, se fue mucho al trabajo editorial y a las portadas que le comisionaban. Su primer libro de caricatura fue por ahí de 1925, The Prince of Wales and Other Famous Americans, con personajes de teatro, cine, música, deporte y literatura estadunidense, que aparecen representados de forma única.
“También se metió mucho con los grupos afrodescendientes de Harlem y sus expresiones, como el blues, el jazz y el baile, que se llama Negro Drawings. De ahí se fue a la isla de Bali. Antes hay muchísimos otros ejemplos de trabajo editorial de Covarrubias. En los libros vio un espacio más democratizable, fácil de difundir y de hacer circular, y le daba espacio no sólo a su trabajo pictórico y de caricaturista, sino al Covarrubias etnológo y antropólogo”.
Concluyó: “Para Alias fue un reto respetar y cuidar la riqueza gráfica y de color de los mapas, porque imprimir esto no es fácil. Fue todo un proceso encontrar el papel correcto para poder doblarlo, el trabajo de restauración de las imágenes y de buscar el formato más adecuado, con el fin de que el lector encontrara un documento y un libro-objeto, que pueda desplegar, apreciar en su complejidad y en su belleza”.