Este lunes en Palacio Nacional se llevará a cabo la reunión entre el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) y el presidente Andrés Manuel López Obrador, en la que se evaluará la respuesta de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) a la orden del jefe del Ejecutivo de abrir todos los archivos castrenses para esclarecer el caso Ayotzinapa y dar con el paradero de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero, el 26 y 27 de septiembre de 2014.
Los expertos Ángela Buitrago y Carlos Beristain dieron a conocer el viernes pasado que se realizaría este encuentro, luego de que persisten acciones de obstrucción de la investigación y ocultamiento deliberado de información “crítica” por parte de mandos del Ejército.
La reunión entre el GIEI y el Presidente es la segunda en este año. La primera fue en enero pasado y no acudieron los padres y madres de los estudiantes, como tampoco sucederá en la de mañana.
Orden presidencial
En la conferencia del viernes, en la que presentaron su quinto informe, Buitrago y Beristain indicaron que a principios de febrero el Presidente, que es el comandante supremo de las fuerzas armadas, envió una carta a la Sedena en la que ordena a las instancias castrenses dar acceso total al GIEI a la documentación que hasta a la fecha no les ha sido entregada, entre ella el material de monitoreo de conversaciones telefónicas entre elementos del grupo delincuencial Guerreros Unidos, que realizó el Centro Regional de Fusión de Inteligencia (CRFI) de Iguala.
Sobre este tema, dijeron los expertos, la Sedena no sólo ha negado que existan esos documentos, sino incluso el CFRI.
Otra información que el Ejército no ha compartido es una investigación interna que habría llevado a sanciones contra dos elementos que ahora están inculpados, y en la que, de acuerdo con el GIEI, “hubo numerosas declaraciones de las que no tenemos acceso ni se han reconocido”, aunque “sabemos que existen”.
Igualmente, hay comunicaciones, que no se han proporcionado, de tres soldados infiltrados en la Escuela Normal de Ayotzinapa, para realizar tareas de espionaje, llamados OBI (Observación y búsqueda de información).
“Algunas aparecen en tarjetas de Sedena parciales, pero la respuesta que se nos da es que no se sabe con quién hablaron y qué dijeron. Eso es inaceptable, no se puede decir que en una institución como el Ejército nadie sabe con quién habló un agente de inteligencia que transmite información en un caso tan duro, brutal, como el de Ayotzinapa”, mencionó Beristain.