Aunque muchos se preguntan qué tan similar puede ser la inteligencia artificial (IA) a la inteligencia humana, el físico y matemático Raúl Rojas González, especialista en el tema, sostiene que ambas son fundamentalmente diferentes, “porque los humanos tenemos un concepto del yo, un cuerpo que proteger y miedo a morir”, mientras las máquinas no.
“Toda la filosofía, la occidental y hasta la oriental, está basada en ese miedo a morir y explicar cuál es la razón de la existencia, para darle sentido a la vida. Y esa es una cuestión que una computadora no se tiene que plantear”, explicó.
“Entonces, la inteligencia humana es un producto de la evolución biológica y como tal no es reproducible en computadoras como las que tenemos hoy, que no tienen nada a qué temer”.
¿Las máquinas pueden pensar?
Especialista en IA y robótica, el catedrático de la Universidad Libre de Berlín, Alemania, fue uno de los participantes en la mesa redonda “¿Las máquinas pueden pensar? ChatGPT y el aprendizaje de máquina”, efectuada la noche del jueves en El Colegio Nacional.
Coordinada por el físico Alejandro Frank, del Centro de Ciencias de la Complejidad y miembro de ese cuerpo colegiado, también intervinieron en ella el ingeniero Carlos Coello, especialista en ciencias computacionales del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN); y el ingeniero en electrónica Luis Antonio Pineda, líder del equipo que construyó el primer robot en México, Golem, e investigador del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Los especialistas explicaron que aunque la idea de crear máquinas inteligentes y los intentos por automatizar el razonamiento son muy antiguos, el nacimiento de la inteligencia artificial como disciplina de estudio se remonta a 1956, con la realización de la conferencia de Dartmouth, en Estados Unidos.
Carlos Coello hizo un repaso por la historia de esa disciplina y refirió que los primeros trabajos de investigación en torno a las “máquinas pensantes” se inspiraron en diversas ideas que se desarrollaron desde la década de 1930: “La cibernética de Norbert Wiener, que describía el control y la estabilidad en redes eléctricas; la teoría de la información de Claude Shannon, conocido como el padre de la teoría de la información, que describía las señales digitales; y la teoría de la computación de Alan Turing, que mostraba que todo lo ‘computable’ podía describirse de manera digital”.
Ante el revuelo que ha provocado el ChatGPT, Luis Antonio Pineda indicó que se trata de un sistema basado en “lenguaje automático”, y sostuvo que las máquinas y los sistemas computacionales, por muy avanzados que estén, distan mucho de pensar y más aún de llegar a sentir.
Al respecto, Carlos Coello agregó que para responder a la pregunta de si las máquinas pueden pensar, “depende de lo que se entiende por pensar. No basta con que la computadora dé la respuesta correcta, debe estar consciente de lo que está diciendo, y la conciencia sigue siendo algo muy humano”.
Destacó que la IA es un área fascinante, “aunque despierte temores entendibles”, situación que ya provocó a mediados del siglo pasado. “Las nuevas tecnologías son así”, remarcó y señaló que si bien hay ciertos riesgos en el uso de estos avances, deben ser tomados como herramientas pensadas para apoyar al ser humano.
Sobre ese tema, Raúl Rojas consideró que “sí debe existir preocupación social” ante el hecho de que el proceso de transformación provocado por las nuevas tecnologías va tan rápido que puede desplazar a muchos trabajadores.
“A veces se habla de que ésta es la tercera o cuarta revolución industrial, y se ha dicho que no hay que tener temor a las revoluciones industriales, porque en el pasado sí desaparecieron cierto tipo de empleos, pero aparecieron otros, unos más técnicos y que implicaban, por ejemplo, construir máquinas”, dijo.
Desconfió de que ése sea un proceso que ocurra ahora, “porque los cambios en la era digital son mucho más rápidos que en las otras dos revoluciones industriales”. Mencionó por ejemplo que mientras en menos de 20 años el uso de teléfonos inteligentes se ha extendido en el mundo, tuvieron que pasar cerca de 100 años para que 95 por ciento de la población en Estados Unidos contará con línea telefónica.
“Antes eran procesos de transformación suprageneracionales, en cuanto a que duraban 50, 60, 70 o más años, y ahora lo que tenemos son procesos de transformación subgeneracionales. Así que a la pregunta de que si (las máquinas) van a desplazar humanos, hay que responder que sí. Ahora, la pregunta de si van a dominarnos es muy distinta y depende de muchos otros factores”.