Ciudad de México. Migrantes que mantenían un campamento en la Plaza Giordano Bruno, en la colonia Juárez, fueron trasladados hoy en camiones a distintas oficinas de representación del Instituto Nacional de Migración (INM).
Las personas en contexto de movilidad, originarias de Haití y Venezuela, principalmente, tenían por lo menos dos semanas durmiendo entre pedazos de cartones y algunas cobijas, y, otros pocos en casas de campaña instaladas en este espacio público.
Según información oficial, los migrantes, aproximadamente 600, fueron trasladados al estado de México, Puebla, Tlaxcala, Morelos y Querétaro, donde el INM realizará los trámites para otorgarles una tarjeta de visitante por razones humanitarias, con la cual pueden trabajar, pero no pueden salir de la entidad donde la tramitan.
Cabe mencionar que no todos los que se encontraban en la plaza, ubicada en las esquinas de Roma y Lisboa, decidieron irse a las oficinas del INM en dichos estados, pues lo que buscan es solicitar la condición de refugio en el país y para ello fueron asesorados por personal de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
Entre los migrantes que se encontraban en la plaza había varias familias, con niños, muchos de ellos menores de seis años. Algunos estaban ahí porque -dijeron- sus citas con la Comar las tenían hasta mayo y otros porque no contaban con información de albergues, porque no tenían dinero para rentar un cuarto o pagar una habitación de un hotel.
En un recorrido previo, narraron que los últimos días habían sido complicados por la lluvia que cayó en la ciudad y la falta de apoyo en alimentación y para la instalación de un baño.
Además, si bien señalaron que algunos vecinos los apoyaban con ropa o con permitirles bañarse en sus casas, por otro lado había quienes estaban inconformes.
Mauro Aguilera, venezolano, comentó que “hemos escuchado que llaman a migración quejándose de por qué no nos han recogido, que hay buya, que hay niños. Pero eso es lo que sucede cuando no tenemos dónde llegar y tampoco la culpa la tenemos nosotros”.
Igualmente, algunos comerciantes de las calles aledañas habían manifestado que por la presencia de los migrantes en la zona había disminución en las ventas e incluso que una farmacia y una pizzería decidieron mantener cerradas las cortinas por esta situación.