Cádiz. Se calcula que en Estados Unidos hay más de 63 millones de hispanoparlantes; además, es la región donde está surgiendo una expresión escrita y hablada singular y cambiante, que algunos definen como “espanglish”. No obstante, el director de la Academia de la Lengua de Puerto Rico, José Luis Vega, alertó acerca de los “prejuicios” y “actos de xenofobia” que todavía despierta el uso de nuestro idioma en ese país, donde sus habitantes más “estrechos de miras” aspiran a seguir eternamente como “monolingües”.
Uno de los vaticinios más sonados durante el noveno Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), que se celebra estos días en la ciudad de Cádiz, es que Estados Unidos se convertirá en unos años, quizá décadas, en el segundo país con más hispanohablantes del mundo, sólo superado por México. Los datos así lo confirman: más de 70 millones de ciudadanos estadunidenses son de origen hispano o latinoamericano (poco menos de 20 por ciento de la población del país), personas que ya superaron el viejo prejuicio que muchos migrantes llevaban a cuestas sobre su idioma y su cultura, que ahora muestran con orgullo.
En entrevista con La Jornada, el director de la Academia de Puerto Rico consideró “imparable” la ruta que está tomando el español para convertirse en el segundo idioma oficial del país. “El contacto del inglés con otras lenguas es un fenómeno global. Después de 1898, año de la invasión de Estados Unidos a Puerto Rico, sentíamos que el inglés nos iba a engullir; sin embargo, ahora vemos que el inglés ha penetrado en todos los países del mundo y, después de 125 años de subordinación política, apreciamos que su influencia se ha incrementado, pero sigue siendo un país de habla española”.
Vega añadió que “es preocupante el prejuicio que hay en Estados Unidos hacia otras lenguas, especialmente del español. Es un pueblo monolingüe y quiere seguir siéndolo; son muchas las reacciones que sufren los mexicanos, los salvadoreños, los dominicanos o los puertorriqueños cuando hablan en español. Es una xenofobia muy grande y además creciente”.
Giannina Braschi, escritora de origen puertoriqueño residente en Nueva York, que ha escrito en español, espanglish e inglés pero utilizando como base la gramática española, apuntó su visión sobre esta realidad cada vez más presente y avasalladora en Estados Unidos. “Se ha ido reduciendo el complejo respecto al español, pero la lucha sigue, porque los estadunidenses están cerrados de mente y no escuchan. Nosotros somos una cultura del oído y es la cultura que quieren matar. El menosprecio está ahí y no se va a ir hasta que no desaparezcan los prejuicios. Se han aceptado ciertas cosas, pero todavía no se ha eliminado el racismo, origen del problema. La comunidad hispana está cada vez más segura de su idioma y de que tiene una fuerza que es capaz de todo. Creo que el español va a ser algún día el primer idioma en Estados Unidos”.
Por su parte, el académico Vega añadió que en Estados Unidos al español “no lo ven como una riqueza, sino como una amenaza. Es una lástima, pero el estadunidense típico suele tener unas miras muy estrechas. Y eso de pronto crea violencia, como los abusos policiacos, los insultos, el acoso escolar, los estereotipos en la televisión o en el cine. Eso ya es mucha violencia”.
Por último, Kim Potowski, catedrática de lingüística hispánica en la Universidad de Illinois, en Chicago, explicó que Estados Unidos es el segundo país que cuenta con el mayor número de hispanohablantes, lo que a su entender hace aún más inexplicable la “violencia” que sufren. “El español no sólo es una lengua minoritaria, sino también minorizada, reprimida y discriminada”.