En los pasados 12 meses se ha puesto énfasis en el notable incremento que ha mostrado el valor de las importaciones de maíz de México desde Estados Unidos; sin embargo, ha pasado inadvertida una situación similar con otra materia prima esencial en la alimentación de los mexicanos: la soya.
Datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), muestran que en 2022 México pagó un total de 3 mil 640 millones de dólares por 5.8 millones de toneladas de soya, valor que es 137 por ciento superior a los mil 533 millones de dólares por 2.7 millones de toneladas en 2013.
Lo anterior deja ver que México ha aumentado de manera importante su dependencia de la soya de Estados Unidos, lo que por consecuencia ha incrementado el gasto.
La soya que se importa es transformada, principalmente, por las empresas, que con base en dicha materia prima desarrollan productos como aceite de uso casero e industrial, texturizado, harina, botanas y bebidas, entre otros. Además, suele ser la base de los productos que se usan en algunos programas de alimentación, como es el caso de los desayunos escolares.
México es el segundo país importador de soya a escala global, sólo por debajo de China, que según el USDA, en 2022 compró a EU el equivalente a 17 mil 800 millones de dólares.
Datos oficiales indican que más de 90 por ciento de la soya que se consume en el país es importada desde EU, México no posee la capacidad de producción necesaria para satisfacer el mercado nacional, es decir, no es autosuficiente en soya, tal y como sucede con el maíz amarillo, del cual importa anualmente más de 17 millones de toneladas.
Para dimensionar el caso de la soya, de acuerdo con estadísticas del USDA, en 2022 México pagó a EU 4 mil 920 millones de dólares por 15.4 millones de toneladas de maíz, un incremento de 179 por ciento en valor respecto a los mil 700 millones de dólares por 6.5 millones de toneladas de 2013, es decir, hace una década.
Tanto la soya como el maíz son dos productos necesarios en la alimentación mexicana; sin embargo, la producción no ha aumentado lo necesario debido a que tampoco lo ha hecho la superficie destinada a estos cultivos, pues como las cifras lo indican, las tierras se han destinado a cultivos más lucrativos, como por ejemplo, las berries.
Datos del gobierno federal indican que, en la década pasada, la superficie de siembra de maíz ha disminuido de un pico de 7.7 millones de hectáreas a 7.2 millones; en contraste, la destinada a las berries se ha triplicado. Según la Asociación Nacional de Exportadores de Berries (Aneberries), ha pasado de prácticamente nada en los primeros años del siglo a 17 mil hectáreas en 2011 y 55 mil hectáreas en 2021.
Según cifras del Banco de México, con un valor de 374 millones de dólares, las berries (fresa, zarzamora, frambuesa y arándano) se colocaron como el producto agropecuario más exportado de México durante enero de 2023, dejando atrás a la cerveza, que registró un monto de 348 millones de dólares.