En el desierto más cálido y seco de América del Norte, el cambio climático está provocando el declive de plantas que se consideraban casi inmortales, remplazándolas con arbustos más cortos que pueden aprovechar las lluvias esporádicas y las temperaturas más altas. Estudios han documentado que el fenómeno está causando una redistribución de la flora en las regiones montañosas templadas.
La Universidad de California en Riverside (UCR), documenta las formas inesperadas en que las plantas en parte del desierto de Sonora están haciendo lo mismo. “Están cambiando, pero de maneras extrañas”, sostuvo Tesa Madsen-Hepp, primera autora del trabajo y candidata doctoral en evolución y ecología de esta casa de estudios. “Pensamos que la mayoría de ellas se mudarían a elevaciones más altas con temperaturas más frías. Sin embargo, mientras algunos árboles de menor elevación disminuyen y se mueven hacia arriba, también vemos otras especies que se mudan hacia abajo, hacia las partes más cálidas del desierto”.
Además, los investigadores creen que es probable que las tendencias que se observaron continúen, a pesar de las precipitaciones extremas de los meses recientes. “Las temperaturas más cálidas causan el mayor estrés para estas especies, y un año de lluvia no mitigará la trayectoria de la sequía a largo plazo”, agregó Madsen-Hepp.
Publicada en la revista Functional Ecology, la investigación también examina las características físicas de esas plantas para explicar por qué ocurre el cambio. El equipo de científicos visitó el Centro de Investigación del Desierto de Boyd Deep Canyon, en 2019. Esa área abarca unos 8 mil pies desde el desierto hasta la cima de la montaña a través del cual viajaron especies de muestreo de arriba a abajo. Esta zona había sido examinada antes por ecologistas tanto en 1977 y 2008, proporcionando una base de comparación con los hallazgos más recientes.
“Las especies que por lo regular consideramos bastante tolerantes al estrés, como el enebro de California y el pino piñonero, están disminuyendo o aumentando. Aunque están cambiando, no parecen prosperar en sus nuevas ubicaciones”, aclaró Madsen-Hepp. ”Moviéndose a sus antiguos lugares de baja elevación hay especies con sistemas de raíces menos profundos, como brittlebush, madriguera y ocotillo”.
Además de los sistemas de raíces que no dependen tanto del agua del suelo profundo, cada vez más escasa, las plantas más pequeñas también pueden crecer más rápido e invertir menos recursos en sus hojas. “Son especies más malas hierbas. Tienen hojas ‘más baratas’ en términos del costo de carbono para producirlas, y son de hoja caduca por sequía”, explicó Marko Spasojevic, autor principal del trabajo y profesor en el Departamento de Evolución, Ecología y Biología de Organismos de la UCR.
El equipo también descubrió que, a diferencia de los ecosistemas más templados, las elevaciones más bajas del desierto se están calentando más rápido que las más altas. Los arbustos y matorrales que toman el relevo no necesariamente provienen de los puntos más altos del desierto. También de menor elevación que por lo general han ampliado su rango.