Lo dice claro: “Es muy duro cuando tienes a un Presidente en contra”… Habla de Enrique Peña Nieto y de la persecución que sufrió durante el sexenio pasado, y de cómo ahora, libre de aquel asedio, metido en un “proceso inédito”, percibe una próxima década dorada en México para la que, insiste, él está preparado para encabezar.
“Necesitas formarte en la adversidad, en la dificultad para comprender y hacer varias cosas; si no, es muy difícil que estés realmente preparado, que tengas la sangre fría, la templanza para enfrentar situaciones contrarias, y a mí me ha tocado más adversidad que del otro lado.”
–Marcelo Ebrard escribe un libro en tiempos políticos, con una intención política, que habla de una campaña política y que tiene esa idea política…
–Y no hay por qué ocultarlo. Eso es lo que digo en el libro: que me conozcan, que sepan quién soy, dónde he vivido, qué pienso. Es un ejercicio de transparencia en primer lugar. Ese soy yo –y señala el libro que está a la mitad de la mesa.
–Y en eso de la política, ¿su planteamiento es una estructura alterna a Morena, al partido?
–No, fíjese que nosotros hemos trabajado. Sí, hemos trabajado dentro de Morena y tenemos una estructura nacional importante y nosotros somos distintos; pero no se trata de una estructura en lugar de Morena, estamos haciendo lo mismo que están haciendo los demás, de lo que hace Claudia en todo el país…
“Estamos en un proceso inédito, porque está abierto el proceso. Lo nuevo es que ahorita los que quieren participar tienen la posibilidad de decidir.”
–Sí, el fragor de la batalla se oye por todos lados; sólo las instancias de ley se niegan a escucharlo. Hay una contradicción muy grande, ¿no cree?
–Sí, creo que perjudican. Debería regularse de otra forma, debería ser más abierto, más claro. En lugar de impedir, es mejor conducir.
–Momento de definiciones. Independientemente de lo que pudieran hacer los otros, ¿no es el momento para la renuncia de Marcelo Ebrard a la cancillería?
–Mire, yo he estado planteando, y se le planteó en diciembre a Mario Delgado; le entregamos un documento. No respondió. Yo lo vi en un evento, le propuse tres cosas simples. Primera, que definieran cuál será la fecha de la encuesta, la fecha para la separación del cargo y los debates.
“En 2005 hubo encuesta y debate justo sobre el nacionalismo. Tuvimos un debate justo y la encuesta como un procedimiento sencillo, muy lógico. Una sola pregunta sería mi recomendación.
“Eso es lo que propusimos en diciembre a la mayoría. Estoy esperando resultados. No han respondido oficialmente (la cúpula de Morena), o que nos digan, ‘a ver, estas son las reglas’, pero ya se están tardando.”
–Pero, ¿por qué quiere que renuncien todos, por qué no renuncia usted?
–No, yo puedo renunciar cualquier día, pero sé que eso va a traer muchísimas implicaciones.
–¿Por qué?
–Pues porque debería de hacerse como un ejercicio donde todos estemos en condiciones de igualdad. Es decir: no se trata de visibilizarse y ¿cuál sería el propósito de la renuncia? La idea sería que nos fuéramos todos para que haya igualdad de condiciones y eso no se va a dar, porque ellos no lo van a hacer, y eso agudiza la desigualdad.
Ebrard está relajado, vestido de domingo, con chamarra y pantalón de algodón. Sin titubear, explica que para la contienda “ya hay una desigualdad estructural”, y lanza lo que podría ser una acusación:
“La Ciudad de México, y de eso estoy muy consciente, tiene un aparato gigantesco y eso lo hablé con Andrés. Estoy consciente de que yo como jefe de Gobierno tengo un aparato gigantesco que tú no tienes, y te ofrezco que no lo voy a usar para hacerme publicidad, para dedicarme a pintar el país con un: ‘Marcelo va y ya sabes'.
“Entonces la desigualdad está dada porque los recursos de cada una de las áreas de gobierno son distintos.
El canciller Marcelo Ebrard, durante la entrevista, el domingo pasado. Foto Luis Castillo
“Si tú vas a competir con la titular de la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, pues su aparato de publicidad son este año 2 mil millones de pesos. Nosotros cero. ¿Usted cree que eso ayuda? Si yo renunciara mañana, por decirlo así, ¿cree usted que podría ayudar a un proceso más igualitario?”
–Pero me está hablando de que el dinero del presupuesto se está usando…
–No, es que el peso de la publicidad así es. La pura presencia pública del Gobierno de la Ciudad de México es enorme. Entonces sí hay una condición de desigualdad, y la única manera de remediarla es que Morena nos llame un día y nos diga: es hora de renunciar. Mira, en septiembre, ¿a poco no hay que renunciar en septiembre?
“Si en septiembre eso va a ocurrir –las renuncias– de cualquier forma, la pregunta es: ¿por qué no lo hacemos antes?, de manera que la posibilidad de las campañas estén equilibradas y eso sea evidente.
“En Morena nos jugamos mucho aquí porque es la primera, porque es su primera sucesión presidencial y nosotros, todos hemos luchado por el partido, aunque hay muchos que dicen que llevan años, yo nunca los vi en ningún plantón, en ninguna marcha… Pero todos los que venimos de este movimiento tenemos un imperativo ético y político, que este proceso sea abierto, que realmente exista una opinión de la gente; ese es el imperativo final, entonces todo debe estar subordinado a ese objetivo final. Por eso hice esas propuestas.”
Lo importante, sentencia el canciller, es que haya condiciones equitativas, y por eso se le pregunta si, en su opinión, el que las renuncias no se den ya, ¿ahondaría en las desigualdades?
“Pues sí, si el partido no resuelve eso, sí va a haber más desigualdad y hoy ya es visible. Esto de las renuncias sería lo más sensato. La verdad, yo no entiendo por qué se difieren, no lo entiendo bien y no le veo utilidad política.
“El tope para las renuncias es septiembre. Lo deseable, antes. Por mi parte, ahora tengo tareas pendientes.
“Por lo pronto, tengo que cuidar la relación con Estados Unidos. Vamos a entrar a un proceso difícil, porque se está acercando un proceso electoral y tengo que tener presente eso.
“Ahora la ofensiva del ala conservadora de los republicanos es como han caído los números en la migración debido a que el presidente Biden, no digo que nos hizo caso, pero sí coincidió con nosotros, abrió una fórmula para que la gente solicite por medio de una aplicación una visa humanitaria. Así, ya no vienen pasando problemas hasta la frontera, hacen su solicitud y, si se les concede, vienen.
“Pero como la migración ya no es el pretexto para el ataque, ahora es el fentanilo. No puedo dejar todo eso; hay temas pendientes que cuidar. El proceso que viene es el que más me preocupa, pero creo que lo más conducente es que el partido fijara las fechas de la ruta.”
–¿Diría que Morena está trabajando como si no hubiera una lucha política intensa?
–Ellos están, la dirigencia está en campaña. Citlalli, la secretaria general del partido, es la representante de Claudia en todo el país. Que no se piense que estoy molesto. Lo que estoy diciendo es que me preocupa el partido, porque la autoridad moral es la base de todo. Por eso es importante que se dé respuesta a las tres, a las cuatro o las reglas que sean y que rijan el proceso; pero ya.
Ebrard advierte en su libro El camino de México que el futuro del país es muy promisorio. Él lo califica como si hubiera un destino dorado. “La nación tiene la oportunidad histórica, por los años que vienen, de llegar a resultados a los que nadie más ha podido llegar.
“Puedes hacer que el país crezca a más del cuatro; eso es real, aunque parecía inverosímil si lo hubiéramos dicho hace cuatro años. El flujo de la inversión extranjera ha crecido, el peso es una moneda de referencia global. Tanto, que dijeron que se iba a devaluar y que se venía una debacle.
“Ahora hay condiciones para dar un salto y lograr más. Que desaparezca la pobreza extrema en México, que la desigualdad se cierre, es el objetivo, que la clase media crezca.”
No lo dice, pero afirma que las condiciones en el país, por fin, después de décadas aseguran que las crisis económicas recurrentes han terminado y él está dispuesto a mantener, desde la Presidencia de la República, el ritmo de bienestar.