En la época en que el Dr. Enrique Florescano fue director del Instituto Nacional de Antropología e Historia se publicó un importante conjunto de volúmenes sobre el panorama histórico de la antropología en México. En uno de ellos, el colega Andrés Medina escribió un texto acerca de la corriente teórica llamada etnopopulismo. Según Medina, existió un etnopopulismo romántico, cuyo principal expositor era el ilustre antropólogo Guillermo Bonfil. Pero Medina añadía que existía otro etnopopulismo que se caracterizaba por ser marxista y que era creado y desarrollado por mí y por Gilberto López y Rivas (GLR); tomé en cuenta lo asentado por Medina porque es un crítico sagaz e inteligente y porque tanto la ciencia como la política no pueden avanzar en absoluto si no hay un debate democrático. Sin embargo, manifiesto mi desacuerdo con Andrés porque el marxismo y el populismo se hallan en contraposición. Si yo y GLR fuéramos populistas, quizás un destacado sucesor de Ismael Rodríguez filmaría una segunda versión de Nosotros los pobres, y yo y GLR apareceríamos como hermanos de La Guayaba y La Tostada.
El marxismo es una teoría científica –aunque muchos le niegan ese carácter– elaborada en el siglo XIX y por ello mismo debe ser sometida a la prueba del tiempo, ya que su autor vivió en una época muy distinta a la nuestra, aunque creo que lo más sustancial de sus aportaciones siguen siendo vigentes. El populismo es una política de contención con el objeto de responder a demandas de sectores populares, pero a la vez impedir la radicalización de los mismos, mediante una serie de reformas sociales que aún siendo importantes, no alteran las bases del sistema de dominación, siendo que la meta de los marxistas es abolir a este último.
¿Qué significa un sujeto dedicado a la militancia de izquierda como GLR? ¿En un país como México en gran parte del siglo XX y parte del XXI? Conozco a GLR casi desde la época en que yo miraba con deleite al que me parecía muy divertido Chabelo en la televisión (el denominado amigo de todos los niños es bastante mayor que GLR). Siendo miembro yo del Partido Comunista Mexicano, conocí a GLR, quien ya había sido arrojado de esa organización por supuestas desviaciones pequeñoburguesas. Me llamaban mucho la atención su espíritu combativo, la fuerza de sus convicciones y una notoria congruencia en sus actitudes. Todo ello me parecía muy remarcable en un país donde muchos militantes de izquierda tienen un carácter apoltronado e inclinaciones puramente librescas.
GLR es un hombre que provoca intensas polémicas; no sólo los reaccionarios lo consideran personaje detestable, sino que algunos hombres y mujeres progresistas y de inclinaciones de izquierda lo someten a críticas incendiarias.
Aquí quiero hacer notar que en los grupos de izquierda las discrepancias son más rotundas que en los de derecha, porque los izquierdistas tienen concepciones muy dispares acerca del futuro que quieren construir, mientras los de derecha, aunque también discrepan entre sí, cuentan con un marco de referencia muy tangible al cual defienden en muchas ocasiones con mucho tesón: el capitalismo.
Evidentemente, GLR es un militante bastante distanciado de posiciones de muchos izquierdistas, varios de los cuales apoyan al gobierno actual. Mientras el presidente AMLO llamó a los zapatistas a convalidar su gestión, GLR ha insistido en que existe una barrera infranqueable entre los objetivos de la 4T y los del zapatismo nacido en Chiapas. A mi parecer, esta contradicción sólo se podrá resolver si el lema “mandar obedeciendo” se expresa en la práctica en el escalonamiento cualitativo de los niveles de organización de las masas populares, cuyos componentes son básicamente los sectores explotados y oprimidos y cuyas posibilidades emancipatorias dependen de sus capacidades protagónicas en las tomas de decisiones.
En la actualidad hay muchas organizaciones populares y partidos que se autodenominan de izquierda, pero militantes del corte de GLR se están haciendo notar cada vez más por su ausencia; hoy México cuenta con una izquierda no lo suficientemente poderosa para hacer una mella severa al sistema de dominación.
Ya Luis Hernández Navarro en su artículo “Camarada Gilberto: 80 años”, La Jornada (14/3/23), nos informa del intenso activismo de GLR. Hace ya muchos años Espartaco declaró: “volveré y seré miles”, espero que GLR declare: “Aquí estoy y me multiplicaré por miles”.
Espero que GLR no se moleste si le digo que él ha logrado formar a un personaje que además de adquirir sus cualidades positivas, es un lúcido militante de izquierda que en algunos aspectos supera a su padre.
* DEAS-INAH