Una resplandeciente danza multicolor apareció la noche del jueves y alcanzó incluso lugares donde el fenómeno no es común. Como consecuencia de una tormenta geomagnética, anunciada durante la semana por distintos servicios meteorológicos, las auroras boreales pudieron apreciarse en latitudes regularmente insólitas. Pronto las imágenes de las luces comenzaron a recorrer las redes sociales, permitiendo al mundo entero disfrutar de los tonos verdes, amarillos, naranjas y rojos.
Suecia aprovechó el fenómeno para estudiarlo. Además de los halos de luz de las auroras, los cielos de la ciudad de Kiruna, en el país escandinavo, se cubrieron de sondas con materiales similares a los de los fuegos artificiales a una altitud de entre 100 y 200 kilómetros. El desprendimiento tuvo como resultado unas nubes luminosas blancas y verdes que fueron progresivamente eclipsando a la aurora boreal “natural” en el horizonte.
El objetivo de los investigadores del Instituto de Física Espacial de Suecia encargados del experimento es mejorar las previsiones meteorológicas del espacio cercano, también llamado alta atmósfera, para proteger mejor los satélites y otras infraestructuras de telecomunicaciones esenciales para la vida contemporánea. “Hoy día, nadie puede imaginarse sin GPS, sin televisión, sin cable por satélite o sin teléfono inteligente. Pero para garantizar el acceso a todo eso, tenemos que comprender mejor la meteorología espacial”, dijo a Afp Tima Sergienko, responsable del experimento.
Para comprender mejor las afectaciones, derivadas de las fuertes actividades iónicas que causan las auroras boreales, los investigadores lanzaron bario dentro de cilindros de aluminio, asegurando que la población no corría riesgos. Si bien la iniciativa no es una novedad, pues en las pasadas décadas se han llevado a cabo varios experimentos similares, el avance tecnológico de instrumentos como las cámaras permite ahora obtener información más detallada sobre estos fenómenos.
Para observar una aurora boreal es necesario que converjan cuatro factores. El principal es la actividad geomagnética, la cual es producida por la actividad del astro y los agujeros solares coronales que aumentan o disminuyen con el tiempo. Su nivel se mide por medio del índice planetario K, o Kp, yendo del cero al 9. Entre mayor sea la cifra, mayor será también la posibilidad de apreciar el fenómeno desde puntos cercanos al ecuador.
Las auroras boreales o australes también dependen de una localización cercana a los polos magnéticos, así como un cierto nivel de oscuridad. La actividad de los halos de luz también es más común durante la medianoche, como consecuencia del incremento en los niveles de geomagnetismo. Estas características hacen que la mejor temporada para apreciar el fenómeno sean los equinoccios de primavera y otoño, debido a la manera en que el viento solar interactúa con la magnetosfera de la Tierra.
En Estados Unidos, los estados de Virginia, Iowa, Minnesota y Wisconsin; y en Canadá, incluso ciudades, donde es poco frecuente alcanzar a apreciarlas, como Calgary y Toronto; se pudo disfrutar del espectáculo natural durante la noche del jueves y la madrugada del viernes.
(Con información de Afp)