Ante el reclamo de la sociedad estadunidense por el creciente número de fallecimientos por sobredosis de drogas, el gobierno de aquel país debe dar respuestas, pero como en realidad no las tiene, pues qué mejor que culpar al vecino del sur, porque a Canadá –por donde ingresa el mayor volumen de fentanilo– ni con el pétalo de una rosa. Lo cierto es que mientras existan consumidores –y allá los hay en proporciones progresivas– seguirá la oferta, porque se trata de un negocio extraordinariamente jugoso, donde la autoridad que dice combatirlo está metida en todas partes, pero no arroja resultados internos.
Por eso, el gobierno estadunidense no quita el dedo del renglón: avienta la papa caliente, se lava las manos y culpa a terceros países (México, en primerísimo lugar) por la espeluznante realidad que por consumo de drogas vive el vecino del norte, y el problema no es de ahora, porque esa nación ha sido, es, el gran centro de consumo de narcóticos en el mundo, ergo, el mayor negocio para este tipo de actividades ilícitas que implica miles y miles de millones de dólares en ganancias, de las cuales, por cierto una buena proporción se lava en su propio territorio. Pero, dice, otros son los culpables.
Algo similar sucede con los “informes” sobre derechos humanos, los cuales se violan en todo el planeta menos en Estados Unidos (versión oficial). No es gratuito que el presidente López Obrador califique de “bodrio” el informe respectivo, así como otros similares, como el relativo al tráfico de fentanilo. “No cambian, es una política añeja, anacrónica de querer meterse en la vida pública de otros países. Es una violación flagrante al derecho internacional. Es un departamentito dentro del Departamento de Estado que protege al conservadurismo, esa es su función. No hay sustento, utilizan la calumnia. Pueden contestarme lo que quieran, pero no tienen pruebas, son calumniadores”, subrayó el mandatario.
En la mañanera de ayer se conoció un “mapa de la DEA” que detalla la ruta del fentanilo que llega a y se consume en Estados Unidos: el mayor volumen entra directamente a puertos estadunidenses desde Canadá; sólo un tercio proviene de México. Además, parte de los precursores del fentanilo llegan a nuestro país desde el vecino del norte.
Una reciente encuesta –divulgada por Presidencia de la República– revela que en septiembre de 2022, “39 por ciento de los estadunidenses y 60 por ciento de los republicanos creen que la mayor parte del fentanilo que ingresa a su país es por contrabando de inmigrantes indocumentados. Falso. En realidad, el fentanilo es contrabandeado por la frontera mayoritariamente por ciudadanos estadunidenses; así lo muestran las estadísticas oficiales en Estados Unidos: en 2021, 86 por ciento de los detenidos por tráfico y venta de fentanilo fueron ciudadanos estadunidenses. Y la pregunta que todos nos hacemos es: ¿dónde están los cárteles estadunidenses? De eso no habla del Departamento de Estado”.
El secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, informó que en los últimos 15 días las fuerzas de seguridad del país incautaron (…) 668 kilos de mariguana, 4 mil 126 de metanfetaminas, 146 de cocaína, uno de heroína, 377 de fentanilo, del que “la delincuencia organizada tenía la posibilidad de hacer 377 millones de dosis que podrían haber salido al mercado”.
Dice el secretario de Estado, Antony Blinken, que en México existen “zonas controladas por los cárteles del narcotráfico”, pero en lo que no cabe la menor duda es que su país está dominado por los vendedores de droga, y de ello da cuenta el creciente consumo de todo tipo de estupefacientes y de muertes por sobredosis. ¿Dónde están los controles, las autoridades que todo lo ven todo y escuchan, y despliegan agentes hasta en la cocina?
La propia DEA (Drug Enforcement Administration), con base en la estadística de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, reconoce: en 2022, 107 mil 375 (casi 30 por día) estadunidenses murieron por sobredosis de drogas. “Debido a que no hay supervisión oficial ni control de calidad, píldoras falsificadas a menudo contienen dosis letales de fentanilo”. La tasa de mortalidad la encabezan California (en dos décadas se incrementó 200 por ciento), Florida, Ohio, Pensilvania y Nueva York. Pero, “el problema es México”.
Las rebanadas del pastel
Mientras Lencho turistea a lo grande con recursos de los mexicanos, ¿quién fue el ingenuo que confió en un impresentable como Manuel Añorve? Miguel Ángel Osorio Chong.
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