El sistema financiero mexicano es “excesivamente cauteloso” y está muy poco expuesto al riesgo, motivo por el cual no habrá consecuencias mayores por el problema que atraviesan algunos bancos estadunidenses, afirmaron especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
César Duarte, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, indicó que si bien hasta este momento no se ve desconfianza de los ahorradores en el sistema bancario nacional, entre las consecuencias que sí se tendrán a corto plazo es que los receptores de remesas perciban menores flujos de dinero.
“En la crisis de 2008, mientras todos los bancos tenían problema, los mexicanos estaban como si nada y las filiales mexicanas generaban ingresos, y eso tiene que ver con la estrategia de la banca mexicana: tener altos márgenes financieros, es decir, que la diferencia entre los intereses que cobran y los que pagan es muy alta, es gigantesca”, dijo el experto.
Al participar en el seminario ¿México está preparado para enfrentar la quiebra de bancos de Estados Unidos?, impartido por la UNAM, el investigador señaló que los riesgos que hay en el sistema bancario mexicano son bajos, aunado a los altos niveles de capitalización con los que cuentan las entidades que operan en nuestro país.
Riesgos cambiarios
“Sobre la economía mexicana en general, los inversionistas están con temor; entonces, hay cautela, por ello preferirán apuestas más seguras sobre riesgosas, e invertir en México es considerado más riesgoso que hacerlo en bonos del Tesoro de Estados Unidos, por lo que podemos anticipar una corrida por bonos seguros.”
Duarte señaló que lo anterior podría detonar una salida de capitales en el país, aunque no se sabe qué tan profunda, pero “tendrá un impacto sobre el llamado superpeso. Puede haber una devaluación, y eso pegaría en los niveles de inflación y también sobre la balanza comercial”.
Particularmente, en Estados Unidos se espera que los bancos comiencen a otorgar mucho menos crédito que el que daban antes de la quiebra de diversas instituciones en semanas previas, lo cual “afectará a las empresas que obtienen crédito en Estados Unidos y operan en México y eso puede tener un impacto en la producción.
“Si ocurre lo anterior, una menor producción se traduce en menor crecimiento, y al estar nuestras economías tan conectadas, podríamos ver un panorama recesivo.”