Ante posibles daños económicos y reputaciones por la descarga de aguas residuales provenientes de la central nuclear de Fukushima –afectada por un terremoto en 2011–, el gobierno de Japón ha asegurado que no existe ningún riesgo para la salud humana ni para la vida marina.
Funcionarios del régimen comentaron que el líquido que se busca verter a un kilómetro de la costa no representa un riesgo para la vida humana.
“Nuestra administración jamás permitirá ningún tipo de descarga de agua que pueda perjudicar al ambiente del mar, como a la salud de los seres humanos”, señalaron funcionarios.
En una sesión informativa para los países de América Latina, con quienes comparten el océano Pacífico, autoridades de Japón indicaron que la descarga, que se prevé realizar entre esta primavera y otoño, no es líquido contaminado, sino tratado con el Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos (ALPS).
El agua que se descargará al océano Pacífico forma parte del proceso de desmantelamiento de la central, la cual fue afectada por el terremoto del 11 de marzo de 2011. Esta acción está prevista para la reconstrucción de Fukushima.
De acuerdo con información oficial, los tanques de almacenamiento de agua se han convertido en un obstáculo para asegurar un sitio destinado al desmantelamiento previsto de la central, por lo que la opción ha sido realizar una descarga al mar.
Los funcionarios japoneses precisaron que la cantidad de líquido que se descargará será el equivalente a un nivel inferior de 22 billones de bequerelios por año, es decir, aún no existe una cantidad específica de agua, pero esta descarga deberá contener menos de esa medición que se hace en la contaminación por radioactividad.
Son descargas comunes
Insistieron en que no es agua contaminada, sino purificada por el sistema ALPS, el cual garantiza que la concentración de tritio, elemento radioactivo que es producto de las plantas nucleares, sea mucho más bajo que el nivel fijado por las normas internacionales.
Apuntaron que la descarga de aguas residuales de centrales nucleares al mar es práctica común en todas las naciones, como en China y Sudcorea.
Comentaron que la información errónea genera riesgos reputacionales afectando negativamente a la vida de los habitantes de Fukushima.