Madrid. La ira social en Francia no cesa. Un día después del rechazo a las mociones de censura contra el gobierno de la primera ministra Élisabeth Borne por la aprobación vía decreto de la reforma al sistema de pensiones del presidente Emmanuel Macron, las protestas crecen, a pesar de la represión, informó ayer la prensa francesa.

La madrugada de ayer se reportaron casi 300 detenciones más en todo el país, de las cuales 234 se realizaron en París. Suman ya mil arrestos desde el pasado jueves, cuando Macron activó el artículo 49.3 de la Constitución para aprobar su plan sin pasar por la Asamblea Nacional.

El presidente informó a su equipo más cercano que continuará con la reforma, no se celebrará ningún referendo y no hará ningún cambio en su equipo de gobierno, según fuentes citadas por la prensa local, entre ellos la radiodifusora Franceinfo y la televisora BFMTV.

Por sexto día consecutivo, las calles de las principales ciudades: París, Nantes, Lille, Marsella y Dijon, entre otras, fueron escenario de protestas pacíficas pero enérgicas contra la reforma, que eleva la edad de jubilación de 62 a 64 años, y aumenta un año el tiempo de cotización, de 42 a 43.

La protesta tiene dos bases: la de los sindicatos, que con convocatorias a huelgas en sectores estratégicos ha logrado paralizar la actividades en refinerías, gasolineras, transporte público –sobre todo los trenes– y la recolección de la basura.

Las autoridades, a través del ministerio de la Transición Energética, ya expresaron su preocupación por la escasez de combustible en el sureste del país, al punto de que firmaron un decreto para obligar a laborar a los trabajadores de algunas de las refinerías paralizadas.

Olivier Veran, vocero del gabinete, reconoció en declaraciones a radio RTL la escasez, motivo por el que se giró la orden de volver al trabajo. “Vemos que hay gasolineras que carecen de combustible, y los franceses ven restringida la circulación debido a las protestas. Se continuará obligando a trabajar a los empleados donde sea necesario”, advirtió.

Según datos oficiales, hay 700 gasolineras sin ningún tipo de combustible, 852 ya muestran signos de escasez y en algunas regiones, sobre todo en el sureste, hay largas filas de vehículos para el llenado de tanques.

La segunda base de la movilización popular es la protesta en las calles, que va en aumento por la incorporación de miles y miles de jóvenes estudiantes.

Pese a las masivas detenciones y al uso de la fuerza de la policía, que recurre al gas lacrimógeno y chorros de agua, anoche se repitieron las protestas en la Plaza de la República, en París, y otras en Montpellier y Rennes, de acuerdo con los diarios Le Monde y Le Figaro.

Durante esta jornada, Macron sostuvo una agenda apretada con la intención de rectificar la situación, que la mayoría de los diarios franceses, desde el izquierdista Libération hasta el conservador Le Figaro calificaron de “grave” y que “sume al gobierno en una crisis política”.

La estrategia del mandatario fue reunirse con el equipo de gobierno de Borne y sus principales aliados, a los que supuestamente les aseguró, según “fuentes del gobierno”, citadas por la radiodifusora Franceinfo y la televisora BFMTV, que no dará marcha atrás en su plan, ni disolverá la Asamblea Nacional, ni cesará a nadie del gobierno.

También se reunió con el ministro del Interior, Gérald Darmanin, con quien analizó los problemas a raíz de las protestas, como la escasez de gasolina, la acumulación de basura en las calles, la suspensión de vuelos y corridas de trenes, además del caos vial.

Darmanin informó que ante la huelga general de mañana, se movilizarán hasta 12 mil agentes policía. Citado por Le Figaro, el funcionario acusó a la “extrema izquierda de intentar provocar a la policía para debilitar al Estado”.

Sin embargo, no refirió a las numerosas escenas de abusos policiales difundidas por los medios de comunicación. De algunas de ellas ya se abrió una investigación en la Inspección General de la Policía Nacional, para aclarar si se utilizó la fuerza de forma desproporcionada.